Con 9 años se convirtió en héroe al salvar la vida de su hermana.
Dionisio Díaz, el niño héroe que dio su vida para salvar a su pequeña hermana


En tiempos convulsos en los que las nuevas generaciones se ven sembradas de nuevos estímulos y se desnudan, quizá, de ciertos valores universales, algunas leyendas sobreviven evocando las hazañas más admirables y recordándonos que, a veces, la vida nos pone a prueba de muchas formas.
Para encontrar el mejor ejemplo cabe viajar al pasado, donde Dionisio Díaz se convirtió en un niño héroe al salvar a su hermana.
La historia de Dionisio Díaz
Las historias locales se encargan siempre de recordarnos una época, una hazaña, un aprendizaje. El mundo y sus diferentes culturas están llenas de ellas, sin embargo nosotros elegimos la de aquel niño de nariz chata por su sencillez e inspiración. Una de esas historias a modo de cuento con desenlace triste, congelada por el tiempo como una leyenda que, realmente, no lo es tanto.
Dionisio Díaz cumplía 9 años en la medianoche de los hechos. Vivía junto a su madre, su abuelo, su tío y su hermana Marina (de apenas un año entonces) en un rancho en el departamento Treinta y Tres de Uruguay, en las inmediaciones del arroyo El Oro (actual Mendizábal) al este del país. Su abuelo era un adicto al alcohol que en las noches regresaba a casa entre murmullos y quejidos.
Por aquel entonces, vivir de la tierra no era tan fácil, especialmente cuando las tormentas procedentes de la costa aumentaban el caudal del arroyo y arruinaban las cosechas. Era una vida difícil, orgánica, sometida a la constante incertidumbre. Quizá fueron todos estos componentes los que una noche empujaron al abuelo a agarrar un facón (típico cuchillo guanche) y apuñalar a su hija en su cama.
Dionisio avisó a su tío y ambos se enzarzaron en una pelea con el abuelo que se saldó con un corte profundo en el abdomen del niño. Dionisio, pensando en una hermana a la que adoraba, la cogió en brazos y corrió herido por los campos en dirección al pueblo de El Oro, a 9 kilómetros, donde pudo entregar su hermana a la policía. Sin embargo, Dionisio murió de regreso a casa debido a las heridas provocadas por la pelea con su abuelo.

Leyenda y ejemplo
La historia de Dionisio Díaz ha perdurado en el tiempo como una de las grandes leyendas de la oratoria uruguaya, si bien los testigos aportaban un toque mucho más verídico que fantasioso a la cruzada de este niño de ojos azules y cabellos rubios.
Un protagonista cuya historia llega para recordarnos la imperfección de ciertos núcleos familiares pero, también, unos valores que parecen perderse en un tiempo en el que las familias ya no ven la televisión juntas, permanecen constantemente con la cabeza pegada a un teléfono móvil y sus hijos experimentan la vida adulta mucho antes, incluso dejándose erradicar por sus efectos más nocivos.
Dionisio Díaz llega para inspirarnos con su historia y demostrar que el amor y la familia son conceptos que cabe cuidar, mimar y por los que vale la pena luchar. Seguir potenciando unos valores universales que, quizá, requerirían de una base mucho más inspiradora en tiempos en los que otra crisis económica (recordemos que en 1929 se sucedió el crack de La Bolsa en Wall Street) ha estremecido los patrones familiares de medio mundo.
Su historia llega para replantearnos cómo gestionamos nuestros núcleos familiares e incitarnos a abrazar nuevos (y olvidados) valores.



