¿Cuál es tu peor defecto? Esta es la respuesta que deberías dar...

Las entrevistas de trabajo son siempre motivo de nervios. La peor parte es la de las preguntas. Algunas ya las conocemos y hasta preparamos respuestas bien estructuradas para impresionar, pero hay otras a las que nunca sabemos realmente qué deberíamos responder. Tal es el caso de la astuta pregunta sobre tus defectos.
Hablar de tus defectos

¿Cuáles son tus defectos? ¿Alguna vez fracasaste? ¿Cuáles son tus puntos débiles? Estas son todas preguntas formuladas con el objetivo de descifrar la personalidad del entrevistado. Son preguntas eficientes porque nuestros defectos despiertan emociones en nosotros que son difíciles de ocultar y de controlar y dejan en evidencia nuestra personalidad.
Cuando nos preguntan sobre nuestros atributos en general elegimos exagerar y sacar a relucir nuestro perfeccionismo, nuestra disposición a trabajar, nuestra energía, nuestra capacidad de liderar. Sin embargo, cuando llega el momento de confesar nuestros defectos, ¿qué debemos sacar a relucir? Lo mejor es responder con honestidad.
El autor y profesor Adam Grant publicó un artículo en su blog donde menciona un análisis realizado por la Escuela de Negocios de Harvard, en el cual se les solicitó a los estudiantes que dijeran sus defectos. Aquellas personas que respondieron honestamente, por ejemplo contestando que procrastinaban, generaron una mejor impresión que aquellas que respondían con falsas modestias como «soy demasiado gentil», «soy demasiado exigente en temas de igualdad», entre otras.
Si eres valiente...

Siempre es posible y hasta beneficioso ir un poco más lejos. Puedes animarte a admitirle al entrevistador que tus debilidades son reales: «no soy una persona perfecta», «no soy perfecta para el puesto de trabajo» y «no tengo 10 años de experiencia». PERO...
Es aquí donde puedes enlazar tu respuesta con tus puntos más positivos y demostrar que puedes admitir que tienes debilidades, que eres consciente de que existen, pero que de todos modos estas ahí para trabajar y mejorar día a día. Conceptos del estilo de «no espero recibir instrucciones a cada instante, me las arreglo con poco», «soy capaz de trabajar bajo presión» y «tengo autocrítica y aprendo de observar mi trabajo y el de los demás» son siempre bienvenidas.
Sin embargo, es importante evitar mencionar defectos que puedan despertar rechazo en el entrevistador como, por ejemplo, «soy cleptómano» o «soy depresivo», al igual que cualidades muy simples y poco profundas como «soy gentil» y «me gusta la gente».
Así que, si sigues estos consejos probablemente tengas una entrevista placentera y quizás un trabajo. Obviamente, no SIEMPRE vas a ser la persona elegida, pero eso no significa que debes dejar de intentarlo. ¡Nunca te rindas!








