Cuando la jornada laboral finaliza, aunque no haya sido un muy buen día, siempre hay tiempo para llenarnos de paz y tranquilidad. Construir tu propio jardín zen es una manera de lograrlo, ya que están creado especialmente para relajarnos y conservar nuestro espíritu alejado, al menos por un tiempo, de los problemas cotidianos.
Construye tu propio jardín zen

Su origen radica en el Japón medieval, donde se utilizaban para que los Budistas Zen lograran llegar al estado de meditación mediante el movimiento de las piedras y el rastrillar la arena. Esta rama del budismo considera que son más importantes las experiencias personales que las enseñanzas por medio de escritos y libros, por eso la importancia de este jardín.
Tenemos dos opciones, si tenemos un jardín, podemos construir en una parte el jardín zen, sino, podemos hacer un jardín zen de escritorio, ideal para cualquier casa.
Un jardín zen en el jardín de tu casa

Si optas por construir un jardín zen tu propio jardín, debes delimitar bien una pequeña zona, de la cual retirar todo tipo de maleza y excavar al menos tres pulgadas y poner un forro de plástico negro para evitar que las plantas vuelvan a crecer. Rellenar ese hueco con grava o arena, y colocar las piedras, procurando que sean más o menos todas del mismo tamaño. Generalmente, el color de la arena y de las piedras suele ser el mismo, pero también se pueden combinar colores -preferentemente blanco y negro-, para crear un jardín zen más sorprendente.
Los jardines zen suelen tener dos o tres elementos de gran tamaño que llaman la atención. Hemos mencionado las rocas, pero también pueden ser árboles en macetas, troncos, esculturas o fuentes. También es necesario dar forma a la arena con la ayuda de un rastrillo: líneas rectas o curvas, círculos. Todas estas líneas significan agua que fluye, por lo cual es una buena forma para relajarse y meditar.
Un jardín zen en tu escritorio

Sin duda, si no tenemos mucho espacio en casa o queremos tener un lugar donde relajarnos en el trabajo, el jardín zen de escritorio es la opción ideal. Necesitaremos una caja de zapatos, arenas, pequeñas piedras, un recipiente donde poner agua, una especie de mini rastrillo, y todo lo que uno quiera adherir y considere que le pueda dar paz.
Construir un jardín zen puede tener múltiples beneficios para nuestra salud, además de requerir poco mantenimiento ya que no contiene ningún elemento vivo. Por eso, les recomendamos que dediquen un poco de tiempo para conseguir este maravilloso jardín zen adaptado a las necesidades de cada uno.








