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¿Cómo y por qué se desarrolla el cáncer infantil?

El cáncer es una de las enfermedades que más muertes genera en el mundo. Y aunque se desarrolle mayormente en adultos, también puede afectar a los chicos.

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Consultamos al Dr Alejandro Turek, médico especialista en Oncología, y nos explicó que el cáncer infantil hace referencia a enfermedades tumorales diagnosticadas en infantes (menores de un 1 año), niños (de 1 a 12 años) y adolescentes (hasta los 16 años).

Según cifras de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es poco frecuente, ya que representa entre un 0,5% y un 4,6% de la carga total de morbilidad por esta causa. Por cada millón de niños, las tasas mundiales de incidencia varían entre 50 y 200.

¿Por qué un niño puede contraer cáncer?

Se trata de un trastorno celular producto de una mutación en el ADN de genes que regulan la separación de las células.

La razón por la que el cáncer es mucho más frecuente en adultos que en niños, se debe a que estas mutaciones en el ADN suceden varias veces a lo largo de nuestra vida, ya sea por factores ambientales o internos de nuestro organismo. Cada vez que una célula se divide, muta.

Factores determinantes

«Las causas son genéticas casi en su totalidad», explica Turek.  Si bien los niños han experimentado muchas menos mutaciones que un adulto, puede suceder que estas se produzcan en un gen importante que afecte a la escisión de la célula y se termine desarrollando un tumor.

A esa edad no tienen acumulación de efectos cancerígenos de los hábitos y estilo de vida, salvo que estén los menores de edad expuestos en forma continua y grave a factores tóxicos ambientales.

Otros factores que pueden influir en el desarrollo del cáncer infantil son los antecedentes familiares. El paciente puede tener predisposición a contraer cáncer si sus mecanismos de reparación de ADN no funcionan con normalidad, algo que se transmite hereditariamente.

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Por el momento, resulta imposible prevenir el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, de la mano de grupos multidisciplinarios de alcance nacional y algunas sociedades médicas, año tras año se implementan nuevos protocolos de tratamiento y pautas de alarma y detección temprana.

«Fiebre, infecciones a repetición, cansancio por anemia, sangrados, tumoraciones de crecimiento rápido en el cuello, abdomen o pelvis y testículo doloroso son solo algunas de las alertas que padres y médicos deben tomar seriamente como elementos de sospecha», sostiene el especialista.

En Argentina, las terapias del cáncer infantil y los especialistas de oncología pediátrica son de excepción. Las tasas de cura y control del cáncer son muy altas, y el acceso a estas terapias es muy bueno en los grandes centros hospitalarios públicos de la pediatría nacional.

Es por eso que los expertos recomiendan, por sobre todas las cosas, informarse y visitar periódicamente al pediatra. Un diagnóstico temprano, puede salvar vidas.