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Amar el trabajo para sentirse feliz

Realizarse en el trabajo es una aspiración para casi todo el mundo. Pero, por no ejercer el trabajo adecuado o porque se ejerce en malas condiciones, esto no es siempre posible. ¿Cuáles son las verdaderas razones de nuestras frustraciones profesionales? ¿Cómo darle al trabajo el lugar que le corresponde?

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Nuestra concepción del trabajo está íntimamente relacionada con una noción de enriquecimiento personal. Idealmente, aspiramos a poner algo de nosotros mismos para sacar el máximo de provecho. Esto parece sencillo. Sin embargo, es bastante más complicado. Y es que en la realidad, lo que un empleador espera de una empleado no es que disfrute con su función, sino que contribuya a la rentabilidad de su trabajo, y lo uno no siempre es compatible con lo otro.

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No reducirse a la actividad laboral

Porque damos mucho de nosotros mismos, el trabajo nos expone a la decepción, incluso a ciertas heridas profundas a nivel de la autoestima. Y es que si ocurre que nuestra prestación no conviene, toda nuestra persona se ve afectada. Cuantas más aptitudes personales, relacionales o creativas requiere un trabajo, mayor es la confusión entre el valor de un individuo y el valor de su trabajo.

Imagen thinkstock

Tener el sentimiento de ser útil

Ejercer la profesión que se ha escogido pero en unas condiciones malas suele ser motivo de insatisfacción. Las situaciones que engendran conflictos interiores son enormes: no conseguir equilibrar trabajo y vida privada, encontrarse frente a un dilema entre misión y valores.

Lo que nos satisface al final de una jornada de trabajo es el haber conseguido mejorar la vida de alguien. No se trata de grandes cambios, puede ser ayudar a encontrar una maleta perdida en un aeropuerto... La industrialización ha hecho más abstracto este sentimiento de ser útil. Contrariamente a los artesanos antiguos, que conocían a sus clientes; los obreros de las fábricas de galletas, por ejemplo, no saben ya quiénes son las personas que disfrutan saboreando su producción. 

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Sin duda alguna, amar el trabajo es imprescindible para sentirse feliz. Por eso, intenta esforzarte para aprender la profesión u oficio que te gusta y conseguir el trabajo de tus sueños. ¡No te rindas!

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