¿Creías que solo la gente joven se ejercita? ¡Pues te equivocas! También nuestros mayores de hoy en día adoptaron la costumbre de ir al gimnasio a ejercitarse. Y, como su mente es diferente que la nuestra -por su experiencia y por todo lo que han vivido- pueden enseñarnos valiosas lecciones como las que verás a continuación...
5 lecciones que podemos aprender de los mayores que van al gimnasio


#1 Ama tus curvas
Nuestros mayores tienen otra concepción de las silueta y no suelen pensar que un cuerpo escuálido y libre de grasa es atractivo. Aquellas mujeres que no tienen curvas les parecen... bueno, sin forma.
A lo que me refiero es que no necesitas exagerar en la cantidad de horas de gimnasio y que no necesitas perder hasta la última gota de grasa. Disfruta del ejercicio, pero no exageres.
¡Mira!: El ejercicio en la tercera edad

#2 El gimnasio, ¡no es una pasarela!
Si hay algo que nos enseñan nuestros mayores es que el gimnasio es un lugar para estar saludables -no para hacer pinta-. Pero muchas chicas no lo saben y necesitan mucho tiempo para mostrarse sin maquillaje. Lo mismo ocurre con la ropa, pues muchas buscan las últimas marcas para ejercitarse cuando, ¡esto no es para nada necesario!
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#3 Las modas van y vienen
¿No tienes la última máquina de entrenamiento que salió a la venta en tu gimnasio? Pues no te preocupes, que si algo aprendemos de nuestros mayores es que la antigüedad de cada aparato no es importante mientras cumpla con su función.

#4 No te exijas demasiado si no tienes la resistencia suficiente
Nuestros mayores nos enseñan mediante su ejemplo que es posible hacer ejercicio sin pasarse de la raya. Ellos contemplan la muerte como algo que puede ser inmediato; por eso, no se exigen más allá de sus posibilidades.
Para ellos acudir al gimnasio es un sinónimo de victoria. Entonces, en resumen, disfruta del momento y del ejercicio y no lo pienses como una obligación.
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#5 Si alguien mayor puede hacer ejercicio, ¡tú también!
Cuando vemos a las personas mayores haciendo ejercicio, debemos admirar su constancia y utilizarla como motivación para ejercitarnos.
Piensa en esto: los años suelen venir acompañados con problemas de salud y dificultades para desplazarse. Entonces, si ellos pueden hacer gimnasia, ¡nosotras también!
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Ahora que conoces algunos de los ejemplos que nuestros mayores tienen para darnos, ¡no dudes en ponerlos en práctica!









