"Una efímera explosión de lujo en medio de un país que durante la contemporaneidad se ha visto obligado a conocer todas las formas posibles de la austeridad”, afirma la nota de El País, sobre el desfile de Chanel que se llevó a cabo la semana pasada en La Habana.
La opinión de una exiliada política sobre el pasado desfile de moda en Cuba
El primer desfile de Chanel el América Latina despertó distintas reacciones. Fashionistas aplaudieron que hubiera sido en Cuba, a otros no les agradó.


Desde otro país, un lugar lejano a la Cuba que la vió nacer, Irene G Carol, analiza el evento: "Para mí, dar una opinión sobre el desfile de Chanel en La Habana no es fácil por mi condición de exiliada política durante 55 años. Pero trataré de darla con la misma objetividad de muchas personas que, sin ser cubanas, piensan igual que yo". Irene, quien tuvo que huir de Cuba, vive desde 1961 en Miami en los Estados Unidos.
Confiesa que siempre ha admirado y respetado a la firma Chanel por su elegancia, sutileza, vanguardismo y seriedad, y añade "tal vez por eso me cuesta tanto trabajo aceptar este desfile en La Habana".
Su sentir tiene un porque : " ¿Las razones? Son varias. La principal es el juego que le hacen al comunismo. Fidel Castro (y ahora su hermano Raúl) han sido los responsables de la dictadura más larga de la historia (57 años). En el país no se respetan los derechos humanos, los cubanos están totalmente privados de libertad, la miseria invade a toda la isla que, dicho sea de paso, se está derrumbando moral y arquitectónicamente". Esta situación exite y no podemos cerrar los ojos.
Le guste a quien le guste, la opinión de una mujer madura como Irene es contundente. "Que Chanel escoja a La Habana para presentar su colección y mostrarle a un pueblo que se muere de hambre su opulencia, me parece una falta de respeto no solo para el pueblo cubano, sino para los amantes de la libertad en cualquier rincón del mundo", afirma.
Muchos consideran que el hecho de que el desfile se haya realizado en La Habana favorecería al pueblo cubano, sin embargo la opinión de Irene es contraria a esta idea. "Para darle a Chanel el beneficio de la duda, podría pensarse que a través de este despliegue y de los 600 invitados que llevaron a la isla, estarían contribuyendo económicamente al desarrollo del país". Y añade, "Pero lamentablemente no es así. Ni un centavo de ese dinero llega a las manos del pueblo. Ese dinero solo sirve para enriquecer aún más a los Castro y a sus familias, y para reforzar su sistema de represión. Una firma tan seria como Chanel, y a través de 57 años de comunismo en Cuba, debería saber esto".
Irene se cuestiona temas profundos, y se pregunta de qué lado está Chanel: si del capitalismo del que vive o de la miseria del comunismo que no entiende su negocio y hasta se burla de él. "¿Pensaron en el dolor que esto puede causarles a los cubanos y a los amantes de la libertad? O solo los movió el hecho de que sus fabulosos vestidos contrarrestaran con un fondo deprimente: casas apuntaladas, edificios despintados, destruyéndose, personas de aspecto muy triste, mal vestidas… Aparentemente este panorama no entró en los planes de Chanel. Prefirieron pensar en el circo que iban a montar en La Habana, buscando contrastes inadmisibles: de la extrema pobreza a la absoluta riqueza. Esto es una burla para un pueblo que ha sufrido tanto".
Posiblemente Chanel no pensó en todo esto y simplemente le llamó la atención a Karl Lagerfeld, el kaiser de la moda el tema y el lugar, por lo que lo utilizó como fuente de inspiración para su colección. Pero para personas que han pasado su vida en el exilió como Irene no es posible pensar así. "Sin embargo, debo darle las gracias a Chanel porque a través de ese derroche de lujo y fantasía, el mundo verá, una vez más, la miseria del pueblo cubano y criticará a los que siguen llamando a Fidel y a Raúl Castro presidentes, como si de un gobierno constituido democráticamente se tratara, en vez de gritarles dictadores y no entrar en su juego" afirma Irene.
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