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Esta bailarina desafía los ESTÁNDARES y nos muestra por qué debemos AMARNOS

Todos podemos ''bailar'', lo hacemos en fiestas cada fin de semana, entre amigas, como ejercicio y para divertirnos. Ahora bien, bailar profesionalmente es otra historia. Ser bailarina no es tarea fácil: requiere mantener una inquebrantable disciplina. Pero cuando de sacrificios, sufrimiento y esfuerzo se trata, el ballet se lleva todos los premios.

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Frostine Shake es una joven estadounidense que comenzó clases de ballet cuando era pequeña, pero se vio obligada a abandonarlo porque no cumplía con los requisitos necesarios para seguir practicándolo: ser delgada.

Ella no fue un caso aislado: nos hacen creer que para ser una bailarina de ballet es necesario ser muy delgada y pequeña. Quienes no lo son, entonces, enfrentan una tremenda presión por lucir así. Se generan estándares y competitividad entre todas las jóvenes que aspiran a ser bailarinas y esto, casi inevitablemente, las conduce a una profunda disconformidad con sus físicos, así como a trastornos alimenticios.

Nunca rendirse

Shake optó por bailar burlesque y descubrió que, a través de su pasión por la danza, podía construir una imagen más positiva sobre su propio cuerpo.

Pero su gusto por el ballet no tardó en reaparecer. Por eso, si bien sus rutinas de baile no necesariamente incluyen ballet, se viste como si fuera una bailarina clásica y posa para fotografías que publica en su cuenta de Instagram.

¿Cuál es su motivación? Ella misma nos responde: ''Siempre trato de llevar conmigo la gracia del ballet cuando bailo, y siempre estaré inspirada por esta forma de arte''.

Fuente de inspiración

Es la primera en decir que no se considera una bailarina de ballet profesional, pero eso no la detiene de inspirar a otros para romper los patrones de que todas las bailarinas deben ser delgadas. Sus fotos con el hashtag #plussizeballerina (bailarina de ballet plus size) ya recibieron comentarios muy positivos y de agradecimiento.

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La joven afirma que ve su cuerpo como su templo y está muy orgullosa de todo lo que es capaz. Afirma que se trata de encontrar su equilibrio: ''Bailar me hace sentir viva y trato de hacer justicia al arte que represento, y eso incluye amar mi cuerpo''.

Decir que NO

Sin dudas, el caso de Frostine es un claro ejemplo de que en lugar de obedecer a los ridículos y estrictos estereotipos que se imponen en la sociedad, debemos luchar por romperlos y crear otros que se adecúen a cada una de nosotras. Su mensaje es que nadie puede decirnos qué somos o qué podemos ser: ese privilegio está en nuestro poder.

Entonces, la única manera de lograr que estos estándares dejen de existir es desobedeciéndolos.

¿Te unes en la lucha?

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