Quizá no los conozcas por su nombre, pero Yoshihiro Nishimura y Shinji Higuchi son dos de los principales responsables de la película live-action de Attack on Titan, su director de modelos 3D y director, respectivamente.
Los responsables de la película de Attack on Titan no entienden las críticas de los fans

Por su rol, ambos son dos de los máximos responsables de lo que todos podremos ver en la gran pantalla, y dos de los máximos defensores de esta película que varios críticos han tildado de "fiasco". Es que, fiel a una larga tradición en el cine asiático, el presupuesto de Attack on Titan fue extremadamente limitado, sobre todo si tenemos en cuenta las necesidades que este tipo de historias suponen, como intentar hacer creíble la aparición de monstruos humanoides de varios metros de altura.
Lo malo es que, siguiendo con las tradiciones referidas a los productos asiáticos, el público no ha escatimado en críticas e insultos, y dio un mal ejemplo que hasta Nishimura y Higuchi siguieron.
La furia de los fans es el peor de los titanes
Para Nishimura, el principal problema es que la gente compare este film con las grandes superproducciones de Hollywood, incluso cuando conocen la abismal diferencia de presupuestos y recursos técnicos. Aunque por otro lado y en en el afán de ser objetivos: ¿quién podría considerar "culpables" a quienes caen en esa actitud?
No parece muy complejo arriesgar la relación entre éxito y calidad basados en la temática de esta saga, por lo que cualquier persona sensata se negaría a realizar cualquier intento si no se cumple con los mínimos requerimientos económicos.
Cada vez más aparecen adaptaciones del manga o anime que parecen de peor nivel que algunas filmaciones y ediciones caseras que luego son éxito en YouTube, incluso con trajes "oficiales" que son ampliamente superados por los más decididos cosplayers de cualquier convención.
Attack on Titan se suma a Parasyte, Dragon Ball Evolution (con participación norteamericana) y tantas otras películas que parecen conspirar contra el futuro de los live-action basados en anime o manga... algo que también pasaba con los cómics previo a la llegada triunfal de Marvel, que es actualmente la gallina de los huevos de oro.
Decidirse a ver una película por su alto o bajo presupuesto parece el peor de los argumentos, pero tratándose de temáticas fantásticas y elaboradas, también se hace bastante obvio justificar la actitud. ¿Por qué Japón no podría tener una industria fílmica similar a los colosos de Hollywood? Si tuviésemos la respuesta, quizá no tendríamos que soportar titanes que parecen escapados de una mala fiesta de halloween, o una versión de Piccolo que nadie identificaría sin su nombre al lado.




