Dragon Ball Super: ¡Migatte no Gokui Perfecto! Gokú alcanza un poder inimaginable y Jiren tiembla (por ahora)

Como (casi) cada fin de semana, otro capítulo de  Dragon Ball Super fue estrenado. Bajo el título « ¡Trascendiendo los límites! ¡El dominio del ultra instinto!», este episodio finalmente reveló la verdadera apariencia del Migatte no Gokui perfeccionado, y, además, nos permitió contemplar un destello de su poder. 

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Sin embargo, la manifestación divina de esta técnica trajo consigo muchas interrogantes que trataremos de responder. 

Superando los límites (una y otra vez)

Primero me gustaría citar un diálogo previo a lo sucedido con Gokú:

Vermoud —Solo es cuestión de tiempo. Un Migatte no Gokui incompleto solo retrasará la destrucción del Universo.
Vegeta —¡En sus sueños! ¿Acaso no dijiste que está incompleto? Eso quiere decir que todavía puede mejorar... un dios de la destrucción no debería precipitarse (...) en el poco tiempo de duración del Torneo de Fuerza, los Saiyan hemos superado nuestros límites una y otra vez, y ustedes lo presenciaron (...) Kakarotto, te encomendé mi orgullo y mi promesa, ¡entra en el territorio de los dioses!

Con este mensaje, el príncipe de los Saiyan resume la esencia del power-up que vendrá a continuación, y nos recuerda por qué son la raza guerrera más terrible de todos los universos. 

Si bien Gokú había manifestado los primeros indicios del Migatte no Gokui, los cuales le habían sido de gran ayuda en anteriores enfrentamientos, sobre todo durante su pelea con Kefla, en este momento, y dada la circunstancia, el Ultra Instinto palidecía frente al abrumador poder de Jiren. ¿La razón? Aún estaba incompleto. Kakarotto intentaba derrotar a su oponente con el mismo Kamehameha utilizado la última vez, pero fracasaba; y así quedaba a merced de Jiren.

No obstante, la naturaleza Saiyan hizo acto de presencia y, al mejor estilo Saint Seiya, ocurrió lo que todos estábamos esperando.

En palabras de Whis

«Su voluntad está inalterada y su ki aumenta gracias a puro instinto. Gokú solo piensa en Jiren; o, mejor dicho, lo da todo en batalla, ardiendo por iniciativa propia. El destino del universo o la diferencia de poder poco importan; el fuego reduce a nada sus dudas y temores, y solo se ve a sí mismo, a su oponente... a la pelea (...) un territorio más profundo que los instintos»

De esta manera, lentamente, la posición de defensa que neutralizaba la ráfaga de puños que descendía se transformaba en un ataque devastador y preciso, que anticipaba la transformación más épica de todo Dragon Ball Super

En un grito salvaje —acompañado por una voz que rugía al mismo tiempo—, Gokú creaba una galaxia con su ki y tomaba con una sola mano el enorme  ki blast que Jiren había ejecutado segundos antes. Con movimientos imperceptibles devolvía los golpes de su oponente, mandándolo a volar de una forma jamás antes vista en el Torneo de Fuerza. Jiren lucía desconcertado y abrumado, sin embargo, los adelantos para el próximo episodio nos dieron a entender que todavía le quedaba un poco más de fuerza. 

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Y sentado esto, es hermoso pensar que el pequeño niño Saiyan, entrenado por su abuelo, que decidió recorrer el mundo para conquistar el mundo de las artes marciales con nada más que un bastón, se convierte en el guerrero más fuerte de los 12 universos y entra en el terreno de los dioses.

Ha sido un largo viaje, compañeros, pero valió la pena cada minuto, cada episodio.

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