¿Ya se acabó?... ahora lee esta carta de un gato que odia la Navidad

Estimados lectores y equipo de Batanga:

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Soy un sencillo gato doméstico que se dirige a ustedes con el único fin de hacerles partícipes de una situación bochornosa y humillante que venimos sufriendo toda la comunidad felina desde hace ya demasiado tiempo.

Y es que cada año, por estas fechas, la red se inunda de toda clase de imágenes, videos y montajes donde a los gatos nos hacen partícipes irremediables del más tedioso y pesado espíritu navideño por parte de nuestros dueños.

Hemos intentado de formas más o menos sutiles expresar que no nos interesa para nada la Navidad, los disfraces de Papá Noel o los villancicos que nos alborotan y provocan ansiedad. Pero nuestros dueños atontolinados por el anís y los polvorones, parecen no querer darse cuenta de estos hechos.

Así pues, me dispongo a documentar esta denuncia  con las siguientes pruebas visuales que atestiguan el horror y la pesadez que cada Navidad nos supone y, con esto, esperamos que dejen de tratarnos año tras año como si fuéramos meros muñecos de peluche.

Adjunto pruebas con breve explicación.

1- El primer recurso, esconderse

Ser sigilosos, pasar desapercibidos, mimetizarnos con el entorno... los gatos somos expertos en el camuflaje, como vemos en la imagen de este camarada felino. Pero te aseguro que eso no es suficiente para unos dueños ávidos de ñoñerías navideñas.

Nos buscarán, encontrarán y sacarán a rastras de cualquier escondrijo para comenzar con las fotos, los montajes, los villancicos, los arrumacos de todos los invitados... no habrá paz para los gatos.

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2- Lo que tenemos que aguantar

Este compañero felino, se revolvió, arañó y peleó pero, finalmente tuvo que desistir ante el empeño de sus dueños. El pataleo de nada le sirvió porque irremediablemente tuvo que aguantar una sesión de horas hasta que sus dueños humanos consiguieron una foto en la que parece que está decorando el árbol de navidad él mismo.

Lógicamente no es feliz mientras lo sujetan, solo hay que ver su cara.

3- Intentos de desmontar la Navidad

¿Cómo es posible que sistemáticamente intentemos derribar el árbol para manifestar nuestro descontento con todo este tinglado y en vez de interpretar eso los humanos exclaman "¡ooooooohhh qué mono, mira como juega!"?

Pues sí, este compañero gatuno solo intentaba tirar el árbol al suelo a toda costa y sembrar el caos en la velada navideña pero no hubo forma y, para colmo, le sacaron fotos y le aplaudieron. Algo falla en el mensaje.

4- Y para colmo... los disfraces

El colmo de la humillación. Soy un gato, ¿por qué debo parecer un reno? Además de sentirnos ridículos, esos trajes de dudosa calidad nos estropean nuestro sedoso pelaje y nos provocan picores.

¡Abajo la Navidad, arriba la dignidad!

5- Y las interminables sesiones de fotos...

"Espera que el gatito no miraba a la cámara", "un momento que yo he salido con los ojos cerrados", "uy, se le torció la pajarita, repitamos la foto"... Y así durante horas. Inaguantable y tedioso mientras intentas huir de los brazos de tu dueño a toda costa. Además, ¿qué pinta un gato desnudo con una pajarita? ¿Acaso pretenden que parezca un striper? Sin comentarios...

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6- Y no hablemos de los montajes

Tras repetidos intentos en que no consiguen que nuestro compañero felino se mantenga quieto para la foto, los humanos no van a desistir. Intentarán hacer la foto cuando esté desprevenido y luego harán un montaje espantoso con algún programilla informático. Esto es aún peor, solo mira el resultado. Más humillante si cabe.

7- Si al menos pudiéramos hablar...

¿No ven nuestras caras de horror o aburrimiento? ¿No se dan cuenta de nuestros constantes intentos de escabullirnos? Pero aún así insisten. Quizás si pudiéramos hablar les diríamos todas estas cosas pero, como no es el caso, miran para otro sitio y siguen acosándonos.

¡Que esta imagen sirva de referencia!

8- El reconocimiento final

A ver si se enteran de una vez. Reconocemos que todos los desastres navideños fueron cosa nuestra, tiramos el árbol, rompimos aquel plato, derramamos las copas, intentamos robar el pavo de la mesa, todo lo hicimos nosotros. Así que de una vez les pedimos que lo entiendan. ¡Dejennos en paz durante la Navidad, solo queremos estar tranquilos, alejados del bullicio y que nadie nos moleste!

¡Que sirva de lección para el próximo año! 

Los estaremos vigilando...