La Reina Isabel está emparentada con Anastasia Romanov: los detalles merecen una película

La Casa Real británica guarda miles de secretos para el público general. Más allá de cualquier asunto de Estado o "desliz", están los concretos lazos familiares que alguna vez pertenecieron a una sola dinastía europea.

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Es allí donde por años, la prensa mundial se ha enfocado en la relación entre Felipe de Edimburgo (esposo de la reina Isabel II) y los últimos miembros legítimos de la dinastía Romanov: los zares Nicolás II y su esposa Alejandra; y sus hijos Olga, Tatiana, Maria, Anastasia y Alekséi.

Ahondar en las últimas horas de vida de los Romanov inspiró películas, series y hasta caricaturas, pero la tragedia se impuso a cualquier idealización de algún rastro de vida para este poderoso clan. A la conspiración y el asesinato de Nicólás II y su familia en 1918, le rodeó un misterio que duró 70 años, pero que Felipe de Edimburgo (junto a otros miembros de diferentes cortes europeas) fue capaz de revelar.

La razón tras ello es que Felipe de Edimburgo y Anastasia (la más enigmática y mediática de los Romanov) tenían una relación de primos lejanos. El misterio salió a la luz desde la década de 1960, pero la discreción de la Corona Británica no ahondó en ello sino hasta 1993, cuando Felipe de Edimburgo ayudó a resolver el enigma de Anastasia.

Imagen Wikimedia Commons

¿Cómo es que el consorte de la reina actual de Inglaterra fue pieza clave para la historia Rusia? Dentro de la cultura pop aunada a la historia en general, llamó la atención que los restos de los Romanov se encontraran dispersos.

Esto dio pie a que por años se especulara de la supervivencia y exilio de Anastasia, la Gran Duquesa de Rusia. Nunca faltaron actrices o mujeres en el mundo que clamaran ser la hija más joven del último zar, pero Felipe de Edimburgo puso fin a cualquier intención oportunista.

Imagen Wikimedia Commons

El árbol genealógico fue el primer indicio para la verdad: la zarina Alejandra (esposa de Nicolás II y madre de Anastasia) era hermana de Victoria de Hesse, la abuela de Felipe. De allí en delante, el doctor Peter Gill — encargado de los estudios relativos a los Romanov— le solicitó al esposo de Isabel II participar en el proceso de identificación de restos. De igual manera, el doctor Pavel Ivanov viajó hasta Gran Bretaña para comparar el ADN de Felipe con los vestigios de la familia del zar.

Los restos fúnebres de la familia Romanov con el tiempo fueron reunidos, pero el proceso para ello conllevó muchas dudas con respecto a las identidades. El Comité de Investigación de la Federación Rusa reafirmó en 2018 que los restos encontrados y comparados con el ADN de Felipe de Edimburgo, sí pertenecían a los Romanov.

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De acuerdo a las recientes investigaciones, siete de los 11 restos encontrados corresponden a la madre, el padre, las cuatro hijas y un hijo de los Romanov. Los demás vestigios pertenecen (presuntamente) a cuatro sirvientes que acompañaron a diferentes miembros de los Romavov en su abatido intento de escape.

Imagen Getty Images

De esta manera, Felipe de Edimburgo tiene una innegable conexión con Rusia más allá de la que plantea la serie The Crown: nunca se ha comprobado que el consorte de Isabel II haya tenido un romance con la bailarina Galina Ulanova ya estando casado.

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¿Conocías de este parentesco entre familias reales? La endogamia y las relaciones directas entre diferentes Casas poco a poco fueron descartadas en la realeza de los días contemporáneos, pero sin duda hay rastros innegables de conexiones familiares y políticas.

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