La invisibilidad es el peor superpoder que un ser humano podría tener, según ¿Platón?

La invisibilidad siempre ha sido uno de los superpoderes más codiciados. Sea mediante la exposición a rayos cósmicos o a través el uso de una capa o anillo, esta facultad superhumana desde siempre ha respondido a la clásica pregunta: ¿qué superpoder te gustaría tener? Ahora bien, ¿te has puesto a pensar que la invisibilidad es la habilidad más peligrosa para el ser humano? Bueno, al menos en términos de ética.

Para entender esto utilizaremos la leyenda del anillo de Giges, una historia presente en La República, la obra más influyente de Platón; la cual, además, inspiró al mismísimo J. R. R. Tolkien al momento de escribir El Señor de los Anillos. ¡Comencemos!

La leyenda del anillo de Giges cuenta la historia de un pastor al servicio del rey de Lidia que desciende en una grieta y encuentra —dentro de un caballo de bronce— el cadáver de un hombre que llevaba un anillo de oro en un dedo. Al verlo, Giges, tomó el anillo y se fue. Tiempo más tarde, durante una reunión para evaluar el estado de los rebaños e informar al rey, Giges descubrió que el anillo poseía una poderosa cualidad: al invertirlo se convertía en invisible.

Tras corroborar la maravillosa propiedad de este objeto, hizo que lo nombraran el pastor responsable de ir a rendir cuentas e ideó un maléfico plan: utilizar el poder del anillo para seducir a la reina, matar al rey y hacerse con el trono. Giges logra su cometido convirtiéndose en un rey tirano.

Pero ¿es la invisibilidad la responsable de todo esto?

Este diálogo platónico trata de reflexionar sobre si el hombre es justo por naturaleza o por necesidad impuesta, planteando un problema ético con el crimen y la impunidad, y tratando de definir qué es la justicia. 

Según La República, la justicia no es apreciada por sí misma, es producto de un acuerdo. Sin embargo, no se llega a este acuerdo por convicción, es decir, por procurar lo que es mejor para el hombre y la ciudad, sino que es un acuerdo dirigido a limitar el deseo último del alma individual: la pleonexia, el interés de apropiarse de los bienes de los demás.

«Todos cuantos participan [de la justicia] lo hacen contra su voluntad, como algo necesario, no como un bien»

Según Glaucón —uno de los interlocutores en La República—, el origen y la naturaleza de la justicia es consecuencia de un acuerdo entre los habitantes de la polis y se presenta como la garantía que asegura la no agresión entre unos y otros. Es decir, el concepto de lo justo e injusto se altera conforme la conveniencia de cada uno y en relación al poder del individuo.

En otras palabras, si bien, en un principio, la justicia apunta al arte de dar a cada uno lo que es bueno para su alma y procurar el bien común; cuando el hombre descubre que sus crímenes podrían permanecer impunes, algo cambia.

Volvamos al anillo…

¿Qué pasaría si alguno de nosotros encuentra el mágico anillo? ¿Qué haríamos al saber que podríamos obrar sin temor a ser descubiertos?

La verdad es que muy pocos utilizarían tal poder para el bien. La facultad de ser invisible conduciría al humano hacia el mal; está en su naturaleza. Glaucón incluso va más allá afirmando que la impunidad —proporcionada por la invisibilidad, en este caso— está relacionada con la felicidad: un hombre que cede ante su deseo ( pleonexia) sin sufrir las consecuencias y sin preocuparse por la justicia, es más feliz que alguien que no cede por elegir (forzosamente) la justicia.

Simplificando: ¿qué significa la justicia cuando nadie está mirando? Es por esta razón que la invisibilidad —junto a la lectura de mentes, superpoder que trataremos en otro artículo— es la habilidad supernatural que llevaría al ser humano a su perdición (a menos que todos seamos invisibles). 

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Obviamente, esto no es más que un análisis subjetivo y puedes no estar de acuerdo.  De ser así, ¿qué piensas al respecto? Honestamente, ¿qué harías si tuvieras el poder de la invisibilidad? ¿Pensarías en usarlo para construir un mundo mejor o instintivamente lo usarías en tu favor?

Esperamos tus comentarios.