Guardar secretos trae malestares físicos y psicológicos

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¿Sabías que las personas que guardan secretos son más propensas a tener malestares físicos y psicológicos? Pero lo más sorprendente aún es que cuando logran develar el secreto… ¡Su cuerpo se alivia!

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Diversos estudios han revelado que mantener nuestros propios secretos y los de los demás no sólo afecta a tu bienestar psicológico sino que también a tu salud física. Ese secreto tan grande, que te carcome el cerebro y que pide a gritos ser liberado, puede hacer que le pese a tu cuerpo y que comience a sentir dolor. Se dice que los sujetos que ocultan la información personal son más propensos a sufrir dolores de cabeza, náuseas y dolores de espalda.

Uno de los estudios se llevó a cabo evaluando a jóvenes de 18 años, que fueron consultados y que revelaron resultados sorprendentes. Los que habían contado su secreto más profundo, se sentían mucho mejor unos seis meses después, mientras que los que se habían aferrado a su secreto, evidenciaban mayor malestar psico-físico en el mismo período de tiempo, cuando fueron entrevistados nuevamente.

También se estudió a sobrevivientes del Holocausto de 1989, a quienes se les pidió en una entrevista personal y privada que relaten sus experiencias más profundas, jamás contadas. Un año después, dichas personas manifestaban sentirse más plenas y mejor físicamente, lo cual fue certificado médicamente.

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Cuanto más grande es el secreto… ¡Peor es!

Los mismos estudios revelaron que cuanto más grave es el secreto, más le pesa al cuerpo, y que aunque trates de olvidarlo y dejarlo en tu inconsciente, tu cerebro se encargará que esté vivito y coleando en tu mente para torturarte.

El cerebro está programado para no reprimir por mucho tiempo estas cuestiones, ya que se pondrá en función el “proceso de supervisión irónico” que te va a hacer recordar precisamente aquello que quieres obviar.

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Como ves (y probablemente ya sabes), guardar secretos es agobiante y te hace mal. Entonces el mejor consejo es contar eso que tanto te está torturando a alguna persona en la cual confíes, como tu mejor amiga, tu pareja o tus padres y recibir su apoyo y comprensión.

Una vez que lo hayas revelado verás qué bien que te sientes y que nada era tan terrible. Enfrenta ese miedo a divulgarlo y haz de ti una persona sin conflictos y secretos. Una vez que te entregues a la verdad verás que el estrés y el dolor irán disminuyendo.