¿Conoces el lado oscuro de Roald Dahl?

Las brujas, James y el melocotón gigante, Charlie y la fábrica de chocolates, El superzorro (o mejor conocido como Fantastic Mr. Fox) y Matilda son algunos de los títulos que se adjudican a uno de los autores de niños más populares en la actualidad: Roald Dahl.

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Si bien este escritor inglés ha convertido la mayoría de sus historias y personajes como grandes clásicos de la literatura, no todo es de color de rosa como suponemos.

Al final, Dahl es un autor que imprime cierta oscuridad en sus relatos lo que nos hace concluir que los libros para niños no son tan inocentes como pensamos.

Más allá de la prosa    

Imagen Wikimedia Commons

Uno de los cuentos más famosos de Dahl, James y el melocotón gigante, ha sido objeto de reflexión y estudio.

La trama principal trata de un niño que pierde a sus padres y queda bajo el cuidado de sus terribles tías quienes lo someten a una serie de maltratos. James, un día, recibe unas pequeñas piedras mágicas. Estas transforman a un melocotón en una gigante fruta y el niño con sus nuevos amigos, toman ventaja y lo estrellan contra las mujeres para luego fugarse hacia la aventura.

Actualmente es una historia clásica de niños, pero en 1961, momento en que fue escrito, generó escozor entre los adultos por tratarse de un cuento un tanto perturbador. En este punto, Dahl ya había impreso ese estilo oscuro, sórdido y bastante agrio en los relatos.

James y el melocotón gigante sería una obra que escondería contenido sexual, violento y hasta racista. A pesar de ello, no detuvo la pluma de Dahl quien más tarde nos daría más relatos como Matilda y Fantastic Mr. Fox… No obstante, la polémica apenas empezaría.

Otros ejemplos

Imagen Paramount Pictures

Más o menos lo mismo sucedería con Charlie y la fábrica de chocolate. Se dice que los oompa loompas más bien son pequeños pigmeos con gritos guerrero y Willy Wonka es alguien que come sanamente pero fabrica dulces por lo cual puede ser visto que vive en una dualidad moral.

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Los personajes femeninos no se quedan atrás, en Las brujas, estas tienden a ser malvadas, despiadadas y sin ningún ápice de misericordia. Se valen de trucos y manipulaciones para castigar a los niños.

Aunque todo este panorama parece aterrador, es innegable encontrar puntos fuertes en las historias de Dahl. Los niños, quienes en su mayoría se enfrentan a grandes dificultades, encuentran la manera de seguir adelante con el mejor de los ánimos, tienen amigos cerca y demuestran un argumento importante: los villanos y demás personajes siniestros son una exteriorización de los temores y ansiedades de los niños. A través de ellos, los más pequeños pueden aprender a lidiar con sus propias debilidades sin reprimirlas.

Estos relatos también fueron resultado de una vida de contratiempos. Dahl sufrió los traumas de la guerra, perdió uno de sus hijos, otro resultó con daño cerebral y su matrimonio se vio comprometido por infidelidades. Quizás, a través de estas historias, buscaba hacer catarsis de momentos tan complejos y que, a la vez, sirvieran de enseñanza a otros.