5 cosas que solo hacemos los que nos tomamos la vida con mucha calma

Existen muchas personas en la sociedad actual que, sencillamente, se toman la vida con calma. En la mayoría de ocasiones, estas personas son las que más suelen crispar a ese otro sector de gente nerviosa y estresada que, acaba cayendo en frases y tópicos tales como no tienes sangre, espabila de una vez o me llevan los demonios cuando te veo así de parsimonioso.

Y lo cierto, es que las personas tranquilas no lo pasan nada mal ante estos comentarios, ya que bien por su naturaleza calmada, o bien porque han decidido renunciar al estress de la vida moderna que en ocasiones es excesivo, estas personas están más relajadas, son más conscientes de los pequeños placeres de la vida y pueden llegar a ser más felices.

Así pues, amigo estresado, relájate y tómate un tiempo para sentarte a leer estas típicas cosas de la gente que se toma la vida con calma. Nuestro consejo es que no las tomes a la ligera porque, seguramente con tu ritmo de vida, te vendrá bien empezar a relajarte un poco y descubrir que en la mayoría de las ocasiones no es necesario que te alteres tanto.

Respira y descubre el placer de tomarte la vida con calma. Estos son algunos de los rasgos de las personas felices que diariamente practican el sosiego.

1. No correr si no es necesario

¿Por qué correr a no ser que llegues tarde o estés haciendo footing? Esto es algo que toda persona calmada se plantea cuando por ejemplo, va dando un paseo disfrutando del paisaje pero se acompaña de alguien nervioso que se empeña en ir a la carrera. Esto desemboca en que el calmado tiene que apretar el paso o quedar un metro por detras del nervioso y esto es un sinsentido. La persona calmada sabe que solo hay que correr cuando hay prisa, es absurda una actividad de ocio que acabas realizando estresado por las prisas así que calma, ya tendrás ocasión de ir a toda prisa cuando llegues tarde al trabajo o vayas a apagar un fuego.

2. Los gritos nunca son una opción

Los gritos son aberrantes para las personas calmadas. Provocan inquietud y malestar y es sabido que no hay que gritar, puesto que cualquier cosa se puede decir en tono normal. Las personas tranquilas huyen de la gente que habla deprisa y a gritos porque les provocan mucho nerviosismo.

Incluso conduciendo, momento en que se tiende a alterarse, hay que seguir calmado y dejar que el vecino del coche de al lado vaya tornando al color rojo mientras grita y gesticula mientras tú lo observas desde el sosiego.

3. La antelación evita las carreras

La persona calmada odia despertar media hora antes de la cita o deber y salir corriendo. Es mucho mejor despertar con muchas más antelación, desayunar sentado, una ducha con con calma, preparar todo y llegar 15 minutos antes despejado y habiendo dado un paseo.

Así en cualquier caso, preveer es la clave que permite ir a un ritmo normal y evitar el estres. Practica tomar el tiempo necesario para las cosas y te podrás permitir disfrutar del proceso.

4. Sin pausa pero sin prisa

El lema por defecto de cualquier persona que se toma la vida con tranquilidad. Y es que no hay que hacer las cosas a toda prisa, basta tomar un ritmo constante y organización. De esta forma, rendirás en cualquier trabajo o actividad que desempeñes evitando estress y aprovechando el tiempo.

Es, ciertamente la calma, una filosifía de vida sana y para algunos imprescindible, por eso se tiende a la serenidad y evitar alterarse en cualquier aspecto de la vida.

5. Disfrutar los pequeños placeres

No dejes nunca que la sensación de tener tanto que hacer te condene a no disfrutar de los pequeños placeres. Párate a ver un escaparate camino del trabajo, dedica unos minutos a mirar el cielo azul cuando te levantes y abras la ventana, regálate un descanso para tomar un café en alguna terraza en un buen día.

A veces llegamos a tener tan incrustado el ajetreado ritmo de nuestra vida que llegamos a pensar que es lo normal. Las personas con calma diferencian esos momentos del ocio y esto es sabio y a la larga sano.

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