La primera parte de la séptima temporada de The Walking Dead registró uno de los ratings más altos en la historia de su transmisión con su episodio estreno "The Day Will Come When You Won't Be"… pero, a lo largo de los siguientes capítulos, el margen de televidentes fue mermando muchísimo y, a pesar de que ya hay una octava temporada confirmada, han aparecido cientos de "opinadores mediáticos" que sentencian que la serie está viviendo sus últimos momentos previos a la cancelación.
The Walking Dead: ¿Es realmente una buena serie?

Aquellos que siguen la serie desde sus inicios se separan en dos grandes grupos. Por un lado, los lectores del cómic original de Robert Kirkman en el cual se basa el programa; son quienes conocen de antemano muchos de los eventos que están por ocurrir en la adaptación (siendo posiblemente el factor determinante que mantiene a dicho target aun leal a la serie).
Y por otro lado están los “espectadores puros” que no siguen al cómic (en muchos casos ni siquiera lo conocen), sino que experimentan la historia de la serie por vez primera –aunque también están sujetos a los masivos comentarios y comparaciones que se filtran por las redes sociales, y que pueden tener un conocimiento indirecto de la trama–.
Uno de los comentarios más frecuentes que suele oírse respecto a TWD es que se ha vuelto “lenta” o “aburrida”; y tras un análisis de sus siete temporadas podemos decir que el ritmo del programa nunca ha cambiado realmente, solo que ha pasado el tiempo (siete años) y aun el más despistado de los espectadores puede aprenderse las estructuras argumentales con las que los guionistas solucionan cada temporada. Esto nos lleva a plantearnos preguntas como:
¿Es The Walking Dead realmente una buena serie?
¿Lo ha sido alguna vez o solo se trató de una moda que ha terminado por volverse repetitiva?
Para responder dichas interrogantes debemos analizar varios aspectos que componen al programa. Iniciaremos con la base y detonante argumental en la que se sitúa:
Un apocalipsis zombie
Fue George Romero quien, con su película Night of the Living Dead (1968) creó al que se ha dado a conocer como “subgénero zombie”, uno de los más prolíficos dentro del cine de terror de las últimas décadas. Dicho subgénero tiene la particularidad de funcionar de manera atemporal, presentando no solo una situación de estrés y peligro en la que cualquiera puede fácilmente sentir empatía por los protagonistas, sino que también cumple como una crítica social al analizar la manera en que las personas alteran su comportamiento, mostrando muchas veces una naturaleza corrupta que, en mejores situaciones, siempre mantienen oculta del resto del mundo.
Por ello no es de extrañar que cualquier película o serie que envuelva a zombies contara con la buena predisposición de la mayoría de los espectadores, quienes gustosamente le darán una oportunidad (de ahí, a que tal serie o película de zombies sea buena o no, es un tema aparte), lo que nos lleva a la conclusión de que, al menos en su historia de base, TWD tiene un comienzo firme y prometedor.

En cada obra, película, serie o cómic donde se retrata este subgénero, los motivos del origen de los zombies puede cambiar; en el caso del cómic de Kirkman, jamás se da una razón para ese estado de muerto reactivado, pero en la serie se lo adjudica a un virus dormido que está presente (presumiblemente) en todos los seres humanos, y se activa cuando una persona muere y revive en forma de “caminante”, término creado exclusivamente para el programa dado que, según el propio Kirkman, en el “universo” de la serie, el concepto de zombie no existe de la misma manera que fue presentado por George Romero.
Lo siguiente es el protagonista de la historia…
El personaje principal

En un mundo lleno de zombies, los protagonistas son, por definición, “supervivientes”.
En el cómic de Kirkman, Rick Grimes es presentado como un oficial de policía que resulta herido en cumplimiento del deber, lo que causa que entre en un estado de coma del que se despierta meses después para ver al mundo completamente convulsionado. Con este disparador de trama presentamos a un policía que no atravesó la etapa inicial del apocalipsis sino que debió asimilarla de manera más directa y sin proceso de adaptación (algo que causaría locura en la mayoría de las personas). Esa fortaleza es la que vuelve a Rick el héroe y centro de la historia, ya que mantiene un ideal que el mundo ha dejado de lado en favor de sobrevivir. Esta característica es la que lo convierte en el líder a seguir, ya que aún mantiene la esperanza de que el mundo puede ser reconstruido.
El Rick que aparece en la serie (interpretado por Andrew Lincoln) es, esencialmente, idéntico al del cómic, pero con el paso de los capítulos se expone que no es el único personaje importante de la serie y ni mucho menos el más carismático, cosa que paradójicamente en el cómic no sucede de la misma manera, haciendo que el carisma se centre únicamente en Rick y en el antagonista de turno.
Esto vuelve a la serie un tanto más efectiva a nivel emocional, más humana y (hasta cierto punto) más realista.
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Teniendo ya al héroe, se requiere de un villano, una fuerza opositora…
Los antagonistas

En una historia de supervivencia todo puede tener un carácter antagónico para los protagonistas. Dentro del grupo inicial de supervivientes de Atlanta había miembros que solo estaban para causar tensión o problemas, como fue el caso de Ed Peletier (Adam Minarovich), el esposo de Carol (Melissa McBride), quien no solo era holgazán y abusivo, sino que además se insinúa que abusaba sexualmente de su hija Sophia (Madison Lintz), cosa que en el cómic no sucede, ya que el personaje no aparece nunca.
Los antagonistas de la serie que adquieren el puntual rol de villano son pocos pero memorables; y todos están basados o inspirados en los que aparecen en el cómic original. Posiblemente el más leal a la fuente es el actual Negan ( Jeffrey Dean Morgan), quien se comporta y luce como su contraparte en el papel. Pero en casos como The Governor (David Morrisey) o Garreth (Andrew J. West) y los caníbales de Terminus –que en el cómic son llamados The Hunters (Los Cazadores)–, la adaptación de los mismos fue más libre, cambiando sus apariencias, sus trasfondos argumentales, carismas y las repercusiones dramáticas que sus infamias provocan. El caso más puntual es el del Gobernador, quien en el cómic es torturado, mutilado y dado por muerto por Michonne, pero en la serie, ella solo mata a su hija caminante y le causa una herida en su ojo cuando se defendía de él. Este cambio fue para mantener a Michonne (Danai Gurira) como un personaje no tan violento como es presentado en los cómics, además de que se aumenta la malicia y psicopatía del Gobernador al buscar venganza de manera desmedida en contra de Rick y su grupo, lo que lo expone como un megalómano.
Hay que decir que los cambios terminaron siendo positivos, ya que los villanos televisivos adquirieron un carácter propio más interesante y humano.
Como la variedad de protagonistas es lo que en verdad enriquece una trama, ahora veremos…
Los personajes secundarios

Es en este punto donde el cómic y la serie tomaron rumbos diferentes ya que los personajes secundarios son, sin duda, los que mayor desarrollo han tenido en su paso a la pantalla.
Como se menciona previamente, en la obra de Kirkman el protagonista es Rick; pero en la serie se aprovecha de cada personaje para explorar los múltiples puntos de vista que puede experimentar un espectador; por ello hay personajes que se vuelven más afines con el público, ya que el target de la serie es MUCHO más amplio que el del cómic.
En la obra original hay varios casos de personajes que aparecen, están un tiempo y después mueren; en la serie eso también sucede, pero el enfoque es más cinematográfico. El mundo en donde se desarrolla la historia la muerte es algo común, casi rutinario, el cómic expone esto desde sus primeros números cuando Carl, un niño de 7 años, se vuelve un feroz e inescrupuloso asesino, forzado por la situación y su propia juventud (la moral para los niños es generalmente en blanco y negro).
En el cómic hay tantas muertes que varios personajes jamás son conocidos ni mucho menos retratados en profundidad, por eso sus muertes pasan a no tener verdadera trascendencia; son simplemente “bajas anónimas”. Pero si esto ocurriera de la misma manera en la serie, el grado de violencia seria tal que perdería el efecto que busca lograr (impactar al espectador) y se tornaría aburrida; por eso se recurre a que, si un personaje secundario va a morir, el capítulo suele enfocarse en él o ella. Se le asignan más diálogos para que exponga brevemente su personalidad y logre empatizar con el televidente más rápidamente, o se lo sacrifica de manera heroica o trágica, para que cause un impacto emotivo más memorable.
Paradójicamente, esta “técnica” causa que el espectador atento prevea la muerte de algunos personajes, ya que si nunca hicieron nada, ni tuvieron gran protagonismo o diálogos importantes, al momento en que se vea que de la nada pasa a ser el centro de atención; lo más probable es que dicho personaje no tenga un buen final.
Como se trata de una adaptación, no todo lo presente es 100 % fiel a la obra original, allí es donde aparecen…
Los personajes adaptados

En su paso del papel a la pantalla toda adaptación sufre alguna alteración o cambio. En el caso de TWD esto ocurrió con la mayoría de los personajes. La finalidad era precisamente alterar el enfoque y sorprender (en mayor o menor medida) a los espectadores con conocimientos previos de la obra original.
Los ejemplos son muchos, pero el de Shane ( Jon Bernthal) fue uno de los más renombrados, al tratarse originalmente de un antagonista que muere al final del primer arco argumental, preso de un ataque de locura y celos en contra de Rick. En la serie dicha muerte también ocurre con la misma estructura, pero ocurre en la tercera temporada, después de que la transición hacia esa locura se hace más paulatina y Shane se convierte en villano ante los ojos de los espectadores al cometer varios actos reprochables.
Otro cambio importante es el de Carol, quien fue convertida en una heroína trágica y “badass” en contraste con su patética y suicida contraparte en el papel. Este cambio de personalidad en un protagonista inicialmente secundario reestructura la fórmula y dinamismo de relación que se plantea en el cómic entre muchos personajes y expone un trabajo mas elaborado a la hora de desarrollar el carácter de los mismos. La Carol de la serie pasa a cubrir el aspecto que cubre Michonne en el cómic, mientras que la Michonne de la serie reemplaza al rol que en los cómics aún tiene Andrea, personaje que en el programa era interpretado por Laurie Holden, pero que es eliminada en la tercera temporada.
Estos cambios no solo enriquecen la trama y permiten ver la evolución de los protagonistas, sino que han generado personajes más carismáticos con características más humanas y no tan estructuradas; lo que los hace interesantes y memorables.
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Los personajes inventados

Como muchos personajes de la serie fueron adaptados del cómic original, los guionistas crearon otros para cubrir aspectos y disparar tramas dentro de lo que fuese necesario. El caso más sonado es el de Daryl ( Norman Reedus), uno de los protagonistas más populares de la serie, debido en parte a su fortaleza de espíritu y tendencia a la soledad, como también por su lado sentimental al preocuparse por los demás integrantes de su grupo, haciéndolo un personaje entrañable con el que la audiencia fácilmente puede empatizar.
La inserción de Daryl junto a su corrupto hermano Merle ( Michael Rooker) entre los supervivientes de Atlanta, generó por primera vez la noción de que no todos los sobrevivientes son inherentemente aliados durante el apocalipsis zombie, y que los vivos siempre seguirán siendo más peligrosos que los muertos.
Desde ese momento, esta característica se ha aprovechado durante el resto de la serie, tanto con la subsiguiente aparición de personajes que exhibieron una faceta compleja pero intrínsecamente positiva, como fue el caso de los Vatos –los miembros de una pandilla de ascendencia latina que se refugia en un hogar para ancianos para proteger a sus familias en la primera temporada–; o a los antagonistas menores de la serie (también inventados), como fue el caso de los Claimers –el grupo de nómades a los que Daryl se une brevemente en la cuarta temporada–, o a los guardias integrantes del hospital Grady Memorial de Atlanta, en donde Beth ( Emily Kinney) estuvo cautiva durante la quinta temporada.
Se puede decir que el trabajo en estos personajes estuvo bien hecho y le da un rasgo definitivamente destacable al programa.
El transcurso del tiempo

El entorno donde se desarrolla la serie es en el estado de Georgia, esto se sabe ya que la ciudad de Atlanta es varias veces mencionada, además del hecho de que Rick usa un sombrero Stetson de ala ancha, rasgo típico de los agentes de la ley del Sur de Estados Unidos, una de las zonas más calurosas del país.
En el cómic el paso de los años es retratado no solo por el propio aspecto de los personajes (cabellos y barbas crecidas, pérdida de peso, envejecimiento, etc.), sino también por el paso de las estaciones; precisamente, uno de los problemas que deben enfrentar los supervivientes es el frío del invierno, lo que acarrea la necesidad de encontrar un refugio, hay pocas presas para cazar y es imposible cultivar alimentos. Lamentablemente, en la serie este aspecto hasta ahora no ha sido explorado; y cada nueva temporada parece ocurrir únicamente en una época calurosa (obviamente ligada al momento de su rodaje a mediados de año). Sin embargo, todos los personajes siguen envejeciendo -principalmente Carl Grimes ( Chandler Riggs), quien comienza la serie teniendo 10 años y ahora tiene 17.
Esto altera toda la fluidez de la historia planteada por el cómic, donde el argumento transcurre en un estimado de año y medio a dos años (desde su inicio hasta el encuentro con los Saviors).
Las decisiones “poco acertadas”

Muchas cosas han pasado en estos siete años de serie. Muchos personajes han aparecido y otros tantos han muerto, a veces ha sido con justas razones, ya que dichas muertes sirvieron para estructurar la trama o darle forma a uno o más personajes. Ejemplo de eso son las recientes muertes de Glenn ( Steven Yeun) y Abraham (Michael Cudlitz), las cuales fueron impactantes y causaron que muchos espectadores abandonaran la serie, pero tienen una finalidad trascendental para la historia, ya que generaron una reacción en cadena de eventos que aún están por resolverse.
Por otro lado, los guionistas de la serie, en pos de dilatar la trama para abarcar más capítulos y aumentar la tensión, han recurrido a decisiones que pueden ser consideradas como “poco acertadas”. Un ejemplo de ello es toda la subtrama de la quinta temporada enfocada en Beth y su estadía en el hospital Grady Memorial de donde termina rescatando a Noah (Tyler James Williams) pero termina siendo asesinada en el proceso.
En el contexto de la historia, la muerte de Beth sirvió de sacrificio, dejando a Noah como un personaje central. Incluso se expone que el muchacho se convertiría en un aprendiz de arquitecto que posiblemente ayudaría a expandir Alexandria y reconstruir la civilización, pero... ¿qué destino se le asignó a Noah? Una de las muertes más crueles y horribles de toda la serie.
O sea que la muerte de Beth y toda la subtrama del hospital fueron, básicamente, solo para torturar al espectador y no recompensarlo de ninguna manera.
Otro factor a tener en consideración es…
El “efecto maratón” (o efecto Netflix)

La serie ya había comenzado a sufrir críticas, a partir de su tercera temporada, respecto al ritmo supuestamente lento que había comenzado a presentar en cada episodio.
Sin embargo, esto está directamente ligado a su presentación semanal, ya que la estructura de dicha temporada (y del resto de la serie, a partir de la misma) parece estar pensada para ser vista de corrido en forma de una maratón. Esta “tendencia” empezó en 2014, momento en que fue estrenada la cuarta temporada de la serie y Netflix adquirió los derechos de transmisión de las primeras tres temporadas, las cuales se volvieron uno de los shows más vistos.
Esto demuestra que la serie se ha adaptado a los tiempos actuales, en donde el streaming está superando ampliamente a las transmisiones semanales, por lo que los ratings actuales –por más que sean bajos– no significan propiamente que la serie sea mala, sino que retratan que la mayoría de los espectadores simplemente prefiere ver la serie de manera más asidua (ya sea en forma de maratón o de dos episodios diarios) y no quiere tener que esperar toda una semana antes de ver una resolución o tener que soportar el (fastidioso) hiato a mitad de temporada –más conocido como mid-season–.
Entonces...
Teniendo en cuenta todo esto podemos decir que, a grandes rasgos, y considerando sus pequeñas falencias, la serie ES efectivamente un buen programa.
Pueden ocurrir casos de personas que consideren lo contrario, pero esto no está necesariamente ligado al desarrollo de la serie, sino a una cuestión de gusto enteramente personal (algo respetable, pero no determinante).
Y si se lo analiza desde una postura de adaptación de la obra original, si se compara en detalle ambos formatos se podrá ver que el espíritu del cómic está presente y es básicamente respetado por los guionistas de la serie, por lo que sería más justo que los detractores del programa se pregunten si están viendo la ficción “adecuada”, o si realmente consideran que el cómic es propiamente de su agrado.
¿Tú qué opinas de la serie?
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