El estreotipo del fanático de Star Wars —o de cualquier otra cosa de ciencia ficción o fantasía que tenga estatus «de culto»— visto como un nerd obsesivo, sin demasiadas habilidades para la vida social, que pasa sus horas en el sótano de sus padres, rodeado de figuras de acción e imitaciones de sables láser, sigue en cierto modo vigente, principalmente para hacer chistes al respecto.
Star Wars: The Force Awakens vuelve a todo lo que te gustaba de Star Wars [reseña sin spoilers]

Pero es cada vez menos cierto.
Todo lo que antes era cosa de nerds, productos para un supuesto nicho muy reducido de personas con intereses alejados de la norma y, por esto, pertenecientes a una comunidad cerrada y con un enorme sentido de pertenencia, ahora ha pasado a dominar el panorama de la cultura pop, a convertirse en lo popular, aceptado y reverenciado por todos. Star Wars se ha convertido en un fenómeno que excede, y por mucho, ese supuesto público reducido de nerds.
En este marco, llegó el director J.J. Abrams —y todo un nuevo equipo de producción de la mano de Disney— para dar nueva vida a la franquicia, después de una trilogía ya clásica y legendaria, y de otra tan vapuleada como ineludible.
Por primera vez desde la década del 80, Star Wars: The Force Awakens se proponía retomar la historia donde la dejamos, explorar sus consecuencias y repercusiones, y qué había sucedido con los personajes que ahora forman parte de la consciencia colectiva y todo el mundo adora. Por primera vez también, George Lucas, artífice y principal fuerza creadora detrás de toda la saga, no está involucrado en absoluto.
Un regreso a las bases
No era una tarea fácil para los responsables del regreso de Star Wars ocupar el lugar de George Lucas y estar a la altura de las expectativas de un público tan heterogéneo como numeroso.
Así que optaron por la apuesta más segura y menos arriesgada: una vuelta a las raíces, a lo básico que hizo de Star Wars lo que es.
A tal punto que en cierto modo The Force Awakens parece por momentos una remake de la primera Star Wars, con algunos elementos de The Empire Strikes Back y Return of the Jedi. Una actualización y modernización sobre la misma historia, los mismos conflictos y los mismos temas.

Esto, evidentemente, tiene su lado positivo: Star Wars: The Force Awakens trae de regreso todo el encanto y la fascinación que generaba la trilogía original. Todo lo que te gustaba de Star Wars está en mayor o menor medida en la película.
El director y los guionistas —el propio J.J. Abrams, Michael Arndt y Lawrence Kasdan, este último no casualmente co-escritor de los guiones de The Empire Strikes Back y The Return of the Jedi— tuvieron varios aciertos al equilibrar el componente nostálgico que inevitablemente tendría la historia, con un aire de renovación provenientes de nuevos personajes, con nuevas características, nuevas motivaciones y nuevas dinámicas entre ellos.
Daisy Ridley, John Boyega y Oscar Isaac se lucen realmente en sus respectivos papeles de Rey (una heroína memorable), Finn (un stormtrooper desertor) y Poe Dameron (el mejor piloto de la Resistencia).
Adam Driver está muy también en el papel de Kylo Ren, pero es el personaje más problemático de The Force Awakens, sobre todo porque se parece demasiado a Darth Vader, no sólo en su aspecto, sus gestos y sus conflictos internos, sino también por el papel que juega en la trama. Y evidentemente, cualquier personaje queda deslucido al compararse con el villano más emblemático de la galaxia.
La exposición y el tratamiento de la célebre mitología de Star Wars, de la Fuerza, su lado luminoso y su lado oscuro, de la Alianza Rebelde y del tiránico Imperio, de la eterna lucha del bien contra el mal, están perfectamente logrados, y resulta reconfortante ver una película que vuelva a tratar estos asuntos de manera simple pero eficaz. La adrenalina en la acción, la verdadera preocupación por el destino de los héroes, la emoción y los conflictos generacionales, también están presentes.
Todo esto, además, se aprovecha para hacer avanzar la historia y plantar una serie de acontecimientos claves, verdaderos puntos de inflexión de la historia integral de la saga, de un modo que resulta sorpresivo pero también convincente e intrigante (pensando en cómo se desarrollarán en las dos películas que le seguirán a The Force Awakens).

Al mismo tiempo, la película se da el espacio como para plantear otras temáticas, sugerir otros subtextos políticos que suenan más actuales.
Los alimentos en el planeta desierto Jakku, por ejemplo, son propiedad de un abusivo déspota que los otorga a la población a cambio de chatarras. Está también el personaje del General Hux ( Domhnall Gleeson), de la Primera Orden, un burócrata de la guerra, uno de esos hombres que, incapaces de empuñar un arma, son aún más peligrosos porque están dispuestos a eliminar poblaciones enteras simplemente al presionar un botón, y genera un miedo no muy de ciencia ficción sobre las armas de destrucción masiva en manos de tiranos (hay toda una simbología nazi en algunas secuencias de la Primera Orden, que en realidad no es tan original).
Hay además una buena dosis de humor, pero no desmedida, y es de la clase de humor que funciona, no del que distrae e interrumpe el resto del desarrollo de la trama (cosa que ocurre demasiado en la trilogía precuela).
Un mal presentimiento
Pero al mismo tiempo está esa sensación de que podría haber sido otra cosa, que podría haber sido más novedosa y original, haber explorado nuevos terrenos, siendo una saga que siempre tuvo muchas aristas para abordar, desde lo político, lo social y lo familiar. Una sensación de que nos están vendiendo otra vez el mismo paquete, aunque un poco adornado y mejor envuelto. De que casi todo en la película es una suerte de fan service.

Es evidente que una película que no tuviera estas características era mucho más riesgosa para Disney, y no podía darse el lujo de decepcionar, teniendo en cuenta los ambiciosos planes que el estudio tiene para la franquicia en el futuro.
Pero en definitiva, The Force Awakens, con todos sus logros y todo lo disfrutable que tiene, parece una oportunidad perdida de llevar la saga a un lugar nuevo y más excitante (algo que, sin lugar a dudas, George Lucas intentó con la trilogía precuela, aunque de manera mayormente fallida).
Star Wars: The Force Awakens es el punto de partida de una nueva trilogía y como tal ya ha generado una sólida base para lo que vendrá. Por delante queda la decisión de si seguir apostando a lo seguro y conocido, o explorar nuevos terrenos.









