The Hateful Eight tiene la extraña cualidad de resultar al mismo tiempo una película típicamente tarantinesca pero también sorprendente e inesperada.
Quentin Tarantino regresa en todo su esplendor con The Hateful Eight [Reseña]

Es decir: tiene todo lo que uno espera en una película de Quentin Tarantino, todas sus marcas registradas y habituales rasgos estilísticos, pero se utilizan de tal manera que se ponen al servicio de una película completamente diferente y original.
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Una película familiar
Tiene los atrapantes diálogos y monólogos, el impecable soundtrack (con composiciones originales de Ennio Morricone), los personajes fascinantes y trágicos, la narración dividida en capítulos y, obviamente, una violencia extrema y sangrienta.
Tiene además un elenco formado por muchos de sus colaboradores habituales y otros que, sin serlo, encajan a la perfección y parecen haber estado destinados desde siempre para interpretar a estos personajes.
En este sentido, se lucen especialmente Samuel L. Jackson en su papel del ex comandante Marquis Warren, y Walton Goggins como Chris Mannix, un hombre que acaba de convertirse en el nuevo sheriff del pueblo Red Rock.

Ambos personajes se cruzan misteriosamente (por separado) en el camino de la diligencia de John “el verdugo” Ruth, el personaje de Kurt Russell, que viaja hacia Red Rock (lugar al que nunca llegarán por la tormenta) resguardando celosamente a su prisionera, Daisy Domergue ( Jennifer Jason Leigh), quien tiene un precio de $10.000 dólares sobre su cabeza, viva o muerta.
Que John Ruth decida llevarla viva en lugar de muerta sólo para ver cómo es ahorcada, con las complicaciones que eso conlleva, es uno de esos detalles que definen perfectamente al personaje además de resultar esencial para la trama, y es parte de la efectividad que suelen tener las películas de Tarantino.
Si no eres muy fanático del director, puede que The Hateful Eight no sea para tí.
Es la película más dialogada, transcurre casi enteramente en una sola habitación, tiene planos deliberadamente extensos, dura casi 3 horas y demora casi la mitad en plantear el verdadero conflicto de la trama.
En esos aspectos, sin embargo, se encuentra la singularidad y la genialidad de The Hateful Eight.
Una película difícil
Otro de los atributos que se le puede asignar a la película y que es esperable de Tarantino pero también un poco sorprendente en su manejo, es el espíritu provocador.
Nadie se sorprenderá al saber que muchos se han ofendido al ver The Hateful Eight, una película que sale en tiempos en los que la discusión en torno a la corrección política está particularmente agitada (sobre todo en los Estados Unidos) y que incluye a una mujer siendo brutalmente golpeada por hombres y a personajes profiriendo los más creativos y ofensivos insultos racistas.

Tarantino desorienta deliberadamente al público en el inicio de la película, cuando parece que Marquis Warren (negro, ex combatiente por el Norte) será el personaje más o menos heroico, y Daisy Domergue (la única mujer) una pobre víctima abusada.
Lentamente, y haciendo honor al título, cada personaje comenzará a mostrar sus oscuridades, dejando en claro que la crueldad, la violencia y la falta de humanidad son rasgos que pueden compartir personas de cualquier raza o género.
Si uno quiere combatir el racismo y la misoginia, siempre el ideal al que aspirar es la igualdad. Y en este sentido, The Hateful Eight es exactamente lo que propone, aunque es igualar para abajo. Este igualar para abajo sin embargo está justificado por el contexto histórico y social.
Marquis Warren debe sobrevivir en ese mundo y hace uso de todas las herramientas que puede para hacerlo, incluso si son amorales o violentas.
Y en este mundo violento, salvaje y de hombres, Daisy Domergue es una mujer que no está dispuesta a recibir ningún trato distintivo ni piedad por su sexo. Aún encadenada, mantiene su actitud desafiante, combativa y osada.

Que alguien se ofenda por los golpes que recibe se puede entender, pero es ver la película sin situarla en el contexto histórico y en el trasfondo personal que la película ha creado para estos personajes. Ni que hablar el ofenderse por los insultos racistas o el abuso de la palabra “nigger", que no sólo son verosímiles, sino inevitables en el contexto histórico de la película.
El problema para muchos parece ser la relación que guardan con el presente.
La película 12 años de esclavitud fue aclamada por todo el mundo en los Estados Unidos y a nadie le resultó un problema la brutalidad y lo gráfico de su retrato de la esclavitud. Es que allí se muestra la crueldad y la injusticia de la esclavitud como sistema y, luego de verla, todos estamos de acuerdo: la esclavitud es mala, afortunadamente fue abolida. Es cosa del pasado.
La historia de The Hateful Eight, aunque está contenida en un determinado período histórico, es más compleja y guarda sus inevitables conexiones y reminiscencias con algunos problemas de la sociedad actual.
Cuando todo el mundo esperaba una película similar a Inglourious Basterds o Django Unchained, situada en un marco histórico para subvertirlo por completo y entregar una historia de venganza catártica y liberadora, The Hateful Eight desafía todas las expectativas y propone una visión pesimista y misántropa del Lejano Oeste.
Más allá de lo extremo de sus circunstancias y su desenlace, al no interrumpir el relato histórico con un escenario alternativo (como Hitler muriendo acribillado en un cine o Django incendiando la casa de sus esclavistas), propone también un diálogo para nada complaciente con el presente y con lo que llevó a Estados Unidos a convertirse en la nación que es hoy en día.
Es por esto, tal vez la película más importante de Tarantino.
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