A lo largo de sus siete temporadas Game of Thrones ha ido acumulando expectativas y despertando ilusiones, teorías y deseos sobre futuros desenlaces en millones de espectadores, ocasionalmente mediante conflictos y giros argumentales que se cuentan entre los más sorprendentes de los que se tenga memoria en la TV.
Game of Thrones S7/ E7 reseña: lo importante es la familia


De modo que no ha sido fácil para los guionistas de la serie, separados ahora de la trama perfectamente diseñada y cuidadosamente elaborada por George R.R. Martin en sus libros (que aunque se alejaran momentáneamente de ella, siempre funcionó como guía y como red de seguridad), estar a la altura de todo esto, para comenzar a cerrar esta vasta historia y apuntar a la conclusión de dramas y conflictos en los que llevamos involucrados tanto tiempo.
O al menos hacerlo con la eficacia y la profundidad que les conocíamos.
La temporada 7 de Game of Thrones ha sido algo criticada, especialmente por dos cosas: el cambio de ritmo narrativo, y la sensación inevitable de fan service que genera.
Lo primero, aunque por momentos fue realmente frustrante, es una necesidad surgida por restricciones de presupuesto y tiempos de producción, y lo segundo, casi imposible de evitar si no se quiere caer en giros estúpidos e inverosímiles, o en borrar de un plumazo la esencia de un personaje cuyas acciones podemos anticipar o suponer por conocerlo.
Esta temporada ha sido definitivamente distinta a las anteriores, menos singular y menos caracterizada por la ruptura de convenciones narrativas, más urgente y apresurada, pero en última instancia también satisfactoria y muy disfrutable, dadas las apuestas que están en juego. Incluso en ocasiones memorable.
Y el final de temporada, con este episodio “El dragón y el lobo”, fue exactamente igual.
Un capítulo lejos de ser perfecto pero con desenlaces que dan un gran cierre a determinadas historias, y eventos que dejan todo preparado para una última temporada épica.
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Una tensa cumbre

Desde el diálogo inicial entre Ser Bronn y Jaime Lannister, originado por la famosa carencia anatómica de los Inmaculados pero devenido inesperadamente en consideraciones casi de alcance filosófico existencial, pasando por el reencuentro de Bronn con Tyrion y Podrick, el de Sandor Clegane con Brienne y luego con la Montaña, hasta la vistosa llegada ostentadora de poder de Daenerys en su dragón y el «llevamos tiempo esperando» de Cersei, la secuencia inicial en Desembarco del Rey fue atrapante.
El aire tenso de la reunión se cortaba con una daga de acero valyrio, pero finalmente todo el absurdo de ir hacia el otro lado del muro a buscar un ejemplar del ejército de los muertos tuvo su recompensa, aunque más no sea por el susto que le dio a la imperturbable Cersei y la visible fascinación que la criatura (y sus partes) generó en el sádico Qyburn.
Por enésima vez, la serie subraya el hecho de que hacer lo que es moralmente correcto y honesto presenta un inconveniente y un perjuicio propio, así que culpa de Jon es Tyrion el que debe salvar toda la misión arriesgando su vida ante su hermana que lo quiere ver muerto desde hace siete temporadas.
Cersei resiste su tentación, tal vez porque ya tiene un plan para engañar a todos.
- Ver también: «Game of Thrones: ¿Cersei nos tendió otra de sus trampas?»
Un plan que ya cuenta con la complicidad del detestable Euron Greyjoy pero que, sin embargo, no había revelado a su hermano Jaime, que sigue sorprendiéndose de los niveles de vileza e inhumanidad que ha alcanzado su hermana amante.
La distancia entre ambos ahora se hace física y explícita y no hay futuro vástago que lo impida.
Es muy probable que, más adelante, ya cerca del final, Cersei se arrepienta de no haber dado la orden a la Montaña, aunque parecía demasiado incluso para ella.
La hombría de Theon

El episodio fue uno de los más largos de toda la serie, en parte porque tuvo dos escenas exclusivamente dedicadas a darle a Theon Greyjoy una suerte de redención tardía, que ciertamente no es lo más interesante del episodio.
Primero hubo algo así como una reconciliación con Jon, incluyendo un perdón concedido por todo lo que le era dado perdonar.
Después, envalentonado, fue a convencer a los que se habían mantenido fieles a su hermana Yara de ir a rescatarla, encontrando en el medio la resistencia de un hombre que, al momento de ser un personaje insignificante, sabíamos que su visión no prevalecería.
Finalmente Theon convirtiendo puntos débiles en ventajas, tuvo su pequeño triunfo. Tiembla Euron.
Con su misma moneda
The history will remember them as the people who've beaten little finger at his own game I LOVE STRONG WOMEN #GameOfThrones pic.twitter.com/9xjbEe08a4
— hu (@belovamaximoff) August 28, 2017
No se puede decir que el desenlace de Littlefinger haya sido enteramente sorpresivo, ni que la construcción de ese giro haya sido por completo verosímil (aspectos tan acostumbrados como la manipulación de Lord Baelish y la inseguridad de Sansa parecieron por momentos fuera de lugar) pero vaya si fue disfrutable.
Merece ser destacada la actuación de Aidan Gillen, a lo largo de toda la serie, pero especialmente en ese pequeño instante en que cambia su gesto de satisfacción en las sombras al ver el presunto juicio a Arya a confusión y luego el terror al comprender lo que está sucediendo.
Sansa aprendió de su maestro. Bran aportó el contexto histórico y la información completa. Y Arya ejecutó.
Los hermanos Stark vengaron a su madre y a su padre.
Y eliminaron al gran conspirador desde las sombras, que ya no será necesario.
Sansa y Arya finalmente compartieron un momento que dio el toque más emotivo al final de temporada.
El dragón y el lobo

La llegada de Samwell Tarly a Winterfell permitió, además de confirmar que el actor John Bradley se ha convertido en una maravillosa fuente de humor casual en la serie, complementar la información que ya tenía Bran Stark sobre Jon Snow.
A pesar de todo lo que lo criticaron, Sam sí estaba escuchando a Gilly cuando ella mencionó casualmente datos aparentemente insignificantes del pasado de Westeros.
Junto con Bran y su visión, confirmaron que Jon Snow es en realidad el heredero legítimo al Trono de Hierro, y su verdadero nombre es Aegon Targaryen.
Toda esta confirmación estuvo acompañada por la secuencia que finalmente puso en escena el incesto más anhelado y anticipado de la ficción. Como para que no olvidemos que ese acto en apariencia romántico y apasionante tiene en realidad oscuras implicaciones, la narración del Cuervo de tres ojos nos recuerda en ese mismo momento que los amantes son tía y sobrino, mientras que un preocupado Tyrion afuera de la habitación parece presentir que este romance tiene el potencial para arruinar muchas cosas.
La caída del muro
El Rey de la Noche no demoró en poner a su servicio al Viserion muerto-vivo, que se ocupó de derribar con su fuego helado parte del legendario Muro mágico que impedía el ingreso de los Caminantes a Westeros, cosa que ahora han hecho por primera vez desde la mitológica "Larga Noche", el invierno que duró más de 20 años.
Ahora el invierno ya se ha instalado en Westeros, pero la parte más dura todavía está por venir.
Mal momento para iniciar un romance. O tal vez no.








