Crítica: Evil Dead de Fede Alvarez

El uruguayo Fede Álvarez se enfrentó a un reto no menor cuando el mismísimo Sam Raimi lo eligió para dirigir la remake de Evil Dead, esa joya del cine de terror de bajo presupuesto de los 80.

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Planteada desde su origen como una reinterpretación de la cinta original, la Evil Dead modelo 2013 encontró en el realizador uruguayo el mismo cóctel narrativo que Raimi poseía hace 30 años, pasión por el género y una enorme destreza visual.

Lejos de apostar por una vuelta de tuerca al concepto original (grupo de jóvenes encerrados en una cabaña maldita), la película profundiza en esta premisa y le agrega dos nuevos elementos. El primero es eliminar el humor negro que tenía la original. Este es un film de terror puro y duro. Sólo cuando las cosas se ponen delirantemente sangrientas, hay un par de gags cuya finalidad es descomprimir un poco la angustia de un espectador shockeado.

El segundo elemento es la decisión de los guionistas (Álvarez, junto a su compatriota Rodo Sayagués) de otorgarle entidad a los personajes, un concepto primordial en la escritura cinematográfica pero que suele ser olvidado en las películas de terror.

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La cabaña del terror

Y como tiene un buen guión, tiene personajes identificables que llevan la historia adelante. Los primeros minutos del film (obviando la innecesaria escena introductoria) se centran en desenvolver el drama de una familia rota. David ( Shiloh Fernandez) se reencuentra con su hermana Mia ( Jane Levy) en la vieja cabaña familiar por años deshabitada. El motivo de la reunión es que Mia quiere despegarse de las drogas, por eso reunió a sus amigos para que la asistan durante el período de abstinencia.

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Luego de recomponer a la cabaña abandonada, Eric ( Lou Taylor Pucci), un culto docente amigo de los hermanos, descubre un antiguo libro prohibido que literalmente traerá el infierno al bosque donde se encuentran aislados.

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Los pormenores argumentales que siguen son más o menos conocidos por todos, ya que no se aleja mucho de la historia ideada por Raimi y porque se asemeja a miles de películas similares. Sin embargo, la relación entre los hermanos es la piedra angular de esta nueva Evil Dead, ya que sus acciones, nubladas por los sentimientos encontrados que tienen el uno por el otro, sellará su destino. Y aparte es el motor para la sorpresiva escena final. Sorpresiva por su nivel de brutalidad (justificada, para variar) y por lo original del giro, que no se aleja de lo planteado desde un primer momento.

Una experiencia aterradora

Más allá de ser una opción muy apetecible para los fans del género, Evil Dead es realmente una sensación extrema que merece ser apreciada por cualquier interesado en el séptimo arte. Es una muestra de lo que el buen cine industrial puede producir cuando está de ánimos.

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La banda de sonido es estremecedora, los efectos especiales son "artesanales" y shockeantes (casi no se utilizó CGI), el montaje va a ritmo con la trama y la fotografía rescata al color rojo "Argento". Y hay destacar las actuaciones, sobre toda la de Jane Levy, responsable de componer a Mia, un personaje de por sí complejo, que tiene que ser a la vez un demonio enloquecido, una niña asustada o una amazona, según las circunstancias.

Solo el tiempo determinará si la remake de Evil Dead será tan icónica como su predecesora, pero en lo inmediato es muy recomendable vivir una experiencia tan aterradora en la comodidad de una sala de cine. ¡Atención! hay un regalo para los fans luego de los títulos.