Crítica de Frozen: Vuelve la magia

Muchos eran los que esperaban Frozen con tantas ganas como prejuicios, basándose en una campaña de promoción que no refleja la magnitud de este nuevo clásico Disney. Estrenada el pasado 27 de Noviembre en Estados Unidos, la película recaudó 93 millones de dólares en tan sólo cinco días. 

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Unas cifras que hablan por si solas, confirmando el regreso de una magia que creíamos perdida y cuyas claves analizaremos en esta crítica de Frozen: El Reino del Hielo (en España) o Una Aventura Congelada (en Latinoamérica).

Nueva época, nueva magia

Frozen es una libre adaptación del cuento La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen, un proyecto pendiente de la casa Disney que finalmente veía la luz este 2013 y cuya trama narra la relación entre dos hermanas (Elsa, la futura reina y Anna, la princesa) en el reino de Arendelle. Elsa encadena la maldición de congelar todo cuanto ve a su paso, sembrando el invierno eterno en el reino y obligando a Anna a iniciar una travesía junto un hombre que trabaja el hielo, Kristoff, su reno Sven y el simpático muñeco de nieve Olaf.

En primer lugar, Disney ha decidido recuperar la magia de los clásicos de los años 90 pero reinventándola con un mensaje alejado de los convencionalismos románticos: el amor fraternal, un valor que se hace notar a lo largo del metraje y especialmente en su tramo final. Los diálogos informales, la trama amorosa reducida a un segundo plano y especialmente las nuevas técnicas por ordenador convierten a Frozen en un nuevo modo de reinventar clásicos de animación, tal y como ocurrió con Enredados en 2010.

Este regreso también incluye una banda sonora adecuada, encabezada por  Idina Menzel (de la obra de Broadway Wicked) doblando al personaje de Elsa e interpretando sus canciones, cuyo punto álgido es Let It Go ( Libre Soy en Latinoamérica y Suéltalo en España), una power ballad que nada tiene que envidiar a los  himnos de los grandes clásicos. El resto de canciones, como Hazme un Muñeco de Nieve, sirven paga agilizar la trama (especialmente el primer tramo), aportando frescura y encanto pero distando un poco de repertorios como el de La Bella y la Bestia o Aladdin, por ejemplo.

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Clásico instantáneo con reservas

Contiene spoilers

Imagen Walt Disney Pictures

Frozen gira en torno a los sucesos desatados por los poderes de Elsa, la cual termina recluida en un castillo en lo alto de una montaña en el que abrazarse a la soledad. Un personaje que carga todo el peso de la cinta, dramático, portentoso y ambiguo, que se aleja del resto del elenco. Anna, la protagonista en sí, destaca por encarnar el espíritu de princesas Disney más clásico; Kristoff es un personaje que cae bien instantáneamente, mientras Olaf, si bien es una delicia, cae en los estereotipos que nos hacen anhelar aquellos secundarios más irónicos e inteligentes como Sebastian o Lumiere.

La película comienza con un primer tramo dinámico y musical que recae levemente a mitad para volver a sorprendernos con una parte final apoteósica. Sin embargo, el único pero es la impulsividad de la historia, el factor tiempo que permite que Anna se enamore de un personaje tras un día de viaje o que la relación de ambas hermanas no esté lo suficientemente pulida en un principio.

Otro aspecto que se echa en falta es la presencia de un villano carismático, pues si bien la maldición de Elsa representa el motivo antagónico de la cinta, el perverso Hans no termina de lucir su condición de villano en la sombra. Pero como dijimos anteriormente, es un nuevo modo de concebir clásicos.

Y es que Disney parece haber aprendido de los errores del pasado, ofreciéndonos una película que, pequeños defectos aparte, consigue arrancarnos una sonrisa, ser testigos de un nuevo renacimiento gracias a unos personajes entrañables, una trama diferente y aderezada de las correctas dosis de comedia, acción y drama, de unos paisajes de inspiración sueca que demuestran una vez más el progreso de los efectos especiales (planos de Arendelle nevado, el encuentro con Olaf entre árboles nevados).

Imagen Walt Disney Pictures

Todo ello, sin olvidarnos del corto que precede la película, Get a Horse, protagonizado por Mickey y Minnie Mouse y que supone una comunión entre el estilo cartoon de los años 20 y las técnicas más modernas. Un corto delicioso que bien merece su visionado en una sala 3D.

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Una Tercera Edad Dorada

La primera Edad Dorada de Disney finalizó en 1967 con el estreno de El Libro de la Selva y coincidiendo con la muerte de Walt Disney, nublando la trayectoria del estudio con cintas más mediocres hasta el estreno de 1989 de La Sirenita, la cual renovó el estilo de la factoría e inició un período bautizado como Segunda Era Dorada. Una fiebre que se confirmó con La Bella y la Bestia, hasta el estreno de Tarzan en 1999. Películas instantáneas y rentables, clásicos modernos que permanecen en la nostalgia colectiva.

Tras una primera década de los 2000 en la que Disney anduvo algo perdida y eclipsada por Pixar, la factoría intentó un nuevo renacimiento con Tiana y el Sapo en 2009, cinta con buenas intenciones, una vuelta al 2D y aire de musical que no llegó a cumplir las expectativas. Sin embargo, el estreno de Enredados en 2010 sembró algo de esperanza con una historia fresca de personajes carismáticos y un nuevo modo de concebir clásicos mediante el 3D. Un logro que se confirma con Frozen, la cual podríamos asegurar que marca una  Tercera Edad Dorada que, esperemos, se consolide durante los próximos años.

Imagen Walt Disney Pictures

Y es que Disney Animation tiene en proceso numerosos proyectos para esta década: Big Hero 6, primera colaboración animada entre Disney y Marvel para 2014;  Zootopia, cinta de animales personificados que narrará la relación entre un conejo y un zorro para 2016;  Giants, una revisitación del clásico Jack y las Judías Mágicas ambientada en Florencia para 2017; o una de las más esperadas, Moana, un musical polinesio de John Musker y Ron Clements, creadores de La Sirenita, que se estrenará en 2018.

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En definitiva, Frozen es un clásico instantáneo, emana nostalgia mientras al mismo tiempo reinventa los canones Disney, ofreciendo una aventura deliciosa, compensada y que, a pesar de leves defectos, brillará como un nuevo hito de la casa Mickey. Démosle un poco de tiempo.

¿Tú también viste Frozen? ¿Qué te pareció?