La actuación de Matthew McConaughey y Jared Leto en Dallas Buyers Club son de las favoritas para los premios Oscar. Justificadamente. El trabajo interpretativo de los dos está muy por arriba del resultado general de la película. Lamentablemente, el largometraje apenas pasa la medianía que ofrece ese género tan Hollywoodense del "basado en hechos reales".
[Crítica] Dallas Buyers Club de Jean-Marc Vallée

Durante la primera mitad de Dallas Buyers Club, el canadiense Jean-Marc Vallée ofrece desde la dirección una puesta en escena interesante, que retrata con sordidez el contexto donde se desarrolla gran parte de la historia y explora la difícil personalidad de Ron Woodroof, personificado por McConaughey. Pasada esta etapa, el resto son los convencionalismos propios del sub género.
La peste rosa
La historia inicia en Texas durante los 80´s, paraíso de los conservadores que pusieron a Ronald Reagan en el poder. Las noticias de una "peste rosa" que condena a muerte a los homosexuales ocupa los medios. En esta realidad se mueve con comodidad Ron Wooddrof, un electricista aficionado a los rodeos, la apuestas, las drogas y las mujeres fáciles.

Este estilo de vida lleva a Ron a tener desmayos cada vez mas frecuentes. Una casi letal recaída lo lleva directo al hospital. Allí, entre medio de doctores que evitan todo contacto con barbijos y guantes, le comunican que tiene 30 días de vida porque está infectado de HIV, la enfermedad de los homosexuales.
Para un hombre acostumbrado a cabalgar toros salvajes, el sentido de la mortalidad es un cuento de niños. Por eso decide festejar con una orgía de sexo y drogas en su remolque. Pero cuando se da cuenta que ni siquiera puede levantarse de su sillón, su espíritu se quiebra.
La soledad que experimenta Ron es estremecedora. Sus amigos se enteran de su condición y lo violentan cada vez que pueden, con insultos o golpes. Aparte el hospital no le ofrece medicamentos para tratar la enfermedad ya que no tiene el perfil que buscan los laboratorios para testear las drogas, acaso su ultima esperanza. Por eso debe recurrir a traficantes y a revolver la basura de los hospitales. Por mas de que esté condenado, está dispuesto a pelear.

En esta parte reside lo mas atractivo de la película. Vallée logra una gran reconstrucción de época, desde el vestuario hasta la iluminación ocre que refleja una década decadente. Y la interpretación de un McConaughey, extremadamente flaco y luciendo un ancho bigote, es poderosa, como las que suele ofrecer en esta etapa de su carrera.
Abriendo el club
En una de sus internaciones Ron conoce a Rayon ( Jared Leto), un travesti de mala vida que también está infectado. A pesar de la mala predisposición del primero, los dos gradualmente irán forjando una amistad unida por la desgracia y por los negocios.
Durante un viaje a México en busca de alguna cura, Ron conoce a un médico rebelde que vende un cóctel de drogas muy efectivo para tratar al SIDA. Es así como el vaquero ve una oportunidad en la fatalidad y empieza a comercializar su descubrimiento en Estados Unidos. Rayon es la persona indicada para conseguir los clientes necesarios para que juntos conformen una lucrativa sociedad de venta de remedios marginal.

El argumento girará entonces en ese "club" que inauguran Ron y Rayon, luchando contra las multinacionales, el gobierno y ellos mismos. Lamentablemente, a pesar de ser una historia real, se acude a todos los clichés que aparecen en este tipo de películas, desde una "independiente" como este caso hasta Philadelphia, pasando por las hechas para la TV.
Tal vez el punto mas frustrante de una película que podría haberse despegado de los lugares comunes es una escena en la que Ron sale a defender a Rayon cuando se encuentran con un viejo amigo homofóbico. Una situación innecesaria, que subraya lo obvio en una relación que está construida sobre bases mas complejas.
Dallas Buyers Club es una película ya vista, pero que vale la pena por algunos pasajes históricos del siglo XX y, sobre todo, por el gran trabajo de McConaughey y Leto









