Contra todos los pronósticos, Ready Player One recibe buenas críticas

La verdadera venganza de los nerds llegó cuando toda esta subcultura muy definida y cerrada sobre sí misma se volvió mainstream y, lo que es más importante, se volvió cool.

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Hoy reconocer los easter eggs escondidos en el Universo cinematográfico de Marvel no está mal visto ni mucho menos, y conocer todos los detalles sobre las Piedras del Infinito ya no es asunto exclusivo de esos entusiastas fans de mala reputación social y proverbial virginidad que leyeron todas las historias de Thanos en los cómics.

La transición de lo geek desde fenómeno de culto hasta el mainstream tuvo como consecuencia un aumento de cierta forma narrativa que podríamos llamar de identificación y reconocimiento: historias cargadas de referencias a la cultura popular muy específicas que buscan despertar en la audiencia un «¡reconocí esa referencia!», «yo también soy fan de eso» o incluso «¡sí, yo también odio eso!» (el odio une fuertemente).

La popularidad de Stranger Things se puede adjudicar a este fenómeno, y gran parte de sus fans lo son porque se identifican con esos jóvenes y heroicos nerds de la década del 80 que leen los cómics de los X-Men y a Tolkien, que juegan a Dungeons & Dragons y son fans de Star Wars y los Cazafantasmas.

Nos gustan las mismas cosas

Imagen Warner Bros.

Se podría decir que estos ejemplos, Stranger Things y el MCU, hacen un uso importante de las referencias y los easter eggs, pero también se preocupan por ser más que eso (en mayor o menor grado), de brindar una historia de fondo con sustancia y desarrollo.

Pero no todos los productos asociados a la cultura geek cumplen con esto.

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El libro Ready Player One, una distopía arraigada en la cultura gamer y en la cultura popular de los 80, se ha convertido en un paradigma: las referencias a la cultura pop y el recurso seductor de la nostalgia como fines en sí mismos, como método único y superficial de conectar con la audiencia y despertar su interés.

Si eres fan de una desconocida banda de garage rock holandesa de los 60 y te cruzas a alguien con una remera de ella, ese desconocido inmediatamente te caerá bien.

Curiosamente, cuando se publicó Ready Player One en 2011, que marcó el debut como novelista de Ernest Cline, fue muy bien recibida por la crítica, que la consideró entretenida, atrapante y desenfadada, y algunos hasta le adjudicaron un interesante comentario social (la historia transcurre en un futuro en el que todo el mundo se refugia en una realidad virtual ya que el mundo real es sombrío y depresivo).

Según sostiene una nota del sitio Vox, el cambio de opinión generalizada sobre Ready Player One se explica por el Gamergate, la sonada polémica que explotó en 2015 en los Estados Unidos tras discusiones sobre sexismo y feminismo en los videojuegos.

Desde el seno de la comunidad gamer, la controversia se expandió hasta llegar a altos niveles políticos (se adjudica a cierto movimiento surgido del Gamergate ser el núcleo de lo que luego se llamó la alt-right, la extrema derecha de fuerte presencia online).

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El Gamergate sacó a la luz aspectos oscuros, violentos y desagradables de cierta porción de la comunidad gamer, vinculados en cierto modo a ese sentido de pertenencia y devoción que tienen sus miembros, por definición; la cultura geek dejó de ser vista como un ámbito de inofensiva diversión y fraternales sentimientos inocuos en torno a gustos en común.

Tras esto, el libro Ready Player One, y también la segunda novela de Cline, Armada, pasaron a ser considerados como productos banales y explotadores.

¿Una buena adaptación de un mal libro?

Imagen Warner Bros.

Con todos estos antecedentes llega la película de Ready Player One, una adaptación realizada por Steven Spielberg.

Desde mucho antes de su estreno, predominó la desconfianza o hasta el simple rechazo de la película, un cierto convencimiento por parte de muchos de que la película estaba condenada al fracaso.

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La presencia de Spielberg descolocó a todo el mundo. Por una parte, es uno de los talentos más reconocidos y aclamados de Hollywood, y le dio un aura mucho más importante a la película, o si se quiere, hizo más difícil el desestimarla como una obra banal e inútil.

Por otra parte, Spielberg es uno de los nombres clave al hablar de la cultura popular de los 80, de la que el protagonista de la novela es fanático, por lo que se puede decir que Spielberg se ocupa de dirigir una película que es en parte un homenaje a su propia obra.

A pesar de todo esto, Steven Spielberg parece haberlo hecho de nuevo: Ready Player One ha recibido más que nada elogios.

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Con 102 reseñas contabilizadas en el sitio Rotten Tomatoes, la película cuenta con un 82% de aprobación.

Según la opinión general de la crítica que ha recabado el sitio, Ready Player One es «un encantador y emocionante paseo nostálgico que encapsula a la perfección las fortalezas de Spielberg, sumando otra sólida y fascinante aventura a su filmografía».

Como se sabe, Rotten Tomatoes simplifica las opiniones en positivas o negativas sobre la película, más allá de los argumentos puntuales.

En el sitio RogerEbert.com, se mencionan fallas narrativas y critica lo superficial de los personajes secundarios, aunque sostiene que esto no impide que la película funcione «al nivel de maestría técnica en los blockbusters que el propio Spielberg ha contribuido a definir».

En The Guardian, también se criticó la película por lo flojo de sus personajes y sus arcos, y por no resolver inconsistencias de la trama que ya están en la novela.

Lo cierto es que, por diferentes motivos, Ready Player One se convirtió en una película mucho más compleja, relevante y discutida de lo que hubiera sido en otras condiciones. Y eso siempre es bienvenido.