Captain Phillips, de Paul Greengrass [Crítica]

Una de las más firmes candidatas a ganar el Premio Oscar 2014 a mejor película es Captain Phillips, basada en la historia real del secuestro del buque Mærsk Alabama a manos de cuatro piratas somalíes en abril de 2009.

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Richard Phillips ( Tom Hanks) es el capitán del barco, un buque portacontenedores que parte desde el Puerto de Salalah en Omán y debe llegar a Mombasa, navegando a través del Golfo de Adén y rodeando el cuerno de África.

Docudrama

Al momento de salir, ya se sabe que las aguas cercanas a la costa de Somalia se caracterizan por una intensa actividad de piratería, por lo que las medidas de seguridad son extremas.

El hecho de estar basada en un hecho real y que, desde antes de ver la película, la audiencia conociera a grandes rasgos la historia -es decir, sabíamos que el barco terminaría por ser secuestrado y, en última instancia, el capitán sobreviviría- permite al director Paul Greengrass explotar su ya distintiva técnica, mezcla de documental y ficción, con cámara en mano y temblorosa, de manera de centrar el verdadero atractivo de la película en cómo se dieron los hechos narrados, en experimentar la tensión y el estrés de la situación, más que en el argumento o los giros de la trama en sí.

Imagen Columbia Pictures

Esto no es menor en tiempos donde el terror a los spoilers pone a todo el mundo en un estado de paranoia para no enterarse ni los más detallesde un argumento y casi se ha olvidado el disfrute de cualquier otra cosa que no sea la trama de una película, del qué pasa y no del cómo pasa.

Por otra parte, si bien la película se basa en el libro escrito por el propio Capitán Phillips, y todas las escenas que lo incluyen a él están tamizadas por su visión personal, el director incorpora otros puntos de vista, incluyendo la situación de los piratas, cómo estos se preparan para abordar un barco de la magnitud del Mærsk Alabama y los conflictos internos que también poseen.

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Dos mundos que chocan

Estos dos puntos de vista y escenarios diferentes -el caótico, peligroso y ajeno mundo de los piratas por un lado, el imponente y (no tan) impenetrable barco, donde todo es seguro, disciplinado y familiar, por otro- se van alternando en las secuencias iniciales de la película y van apuntando, naturalmente, hacia un lugar de convergencia, el punto de choque donde se van a mezclar esos dos mundos y donde se disparará la tensión y la acción.

Imagen Columbia Pictures

La construcción de estos momentos y la creciente tensión son realmente cautivantes en Captain Phillips y, una vez que los piratas suben al barco, comienzan a cobrar mayor peso las brillantes interpretaciones de Tom Hanks y Barkhad Abdi.

Tom Hanks interpreta a un capitán que realmente sabe lo que hace y sabe cómo manejar una situación en la que evidentemente cuenta con enormes desventajas.

Se puede percibir en el Capitán Phillips que no está exento del miedo y la amenaza que representan los piratas sobre el barco, pero también que tiene la suficiente entereza como para superarlo y cumplir con su deber, que es proteger a su tripulación.

Abduwali Muse (Abdi), en cambio, es alguien que quedó como líder de facto de este heterogéneo grupo de piratas y debe ir planeando sobre la marcha cuál es la manera más efectiva de actuar, qué estrategia tomar. Naturalmente, ante la duda o la indecisión, lo primero es la violencia.

El capitán termina por imponer hasta un cierto respeto de parte de los más sensatos piratas, pero también se refleja lo acuciante y extremo de la situación que enfrenta cuando ensaya un intento desesperado de escapar arrojándose al agua, una decisión a la que nadie tildaría de razonable pero que en ese contexto resulta completamente entendible.

Imagen Columbia Pictures

Finalmente, la intervención de un equipo SEAL termina por concretar la operación del rescate del Capitán Phillips cuando la situación llegaba a un punto crítico para él. Ya cuando la tensión había alcanzado su punto máximo y llegamos a la resolución de la historia, cuando uno como espectador ya bajó la guardia y espera tranquilamente el desenlace, se da uno de los momentos más impactantes de la película, realzada por el innegable talento de Tom Hanks: la reacción y el shock del capitán una vez a salvo. 

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La adaptación de esta intensa y traumática historia vivida por el capitán Richard Phillips logra insertar además una visión comprensiva y humanitaria, en la que los dos hombres -o dos mundos- enfrentados son víctimas de ciertas circunstancias que los exceden, que se enmarcan dentro de la economía global y sus mecanismos que rigen en el mundo actual.