Calvary: pueblo chico, infierno grande [Crítica]

Más de uno seguro escuchó decir que sólo estando cerca de la muerte una persona puede entender el propósito de todo lo que hizo en la vida. No muchos, claro, reciben este ultimátum: en una semana, en la playa, alguien los matará. Eso es lo que le ocurre al protagonista de Calvary, la nueva comedia, muy oscura, de John Michael McDonagh ( The Guard), nuevamente protagonizada por Brendan Gleeson. Esta película nos plantea qué haríamos en nuestra última semana de vida.

PUBLICIDAD

El llamado

Aunque Calvary se lleve a cabo en un pequeño pueblo de Irlanda, esta historia podría ocurrir en todas partes. Toda comunidad tiene su propio Padre Lavelle (un impecable Gleeson), quien conoce todo y a todos, y que muestra una sonrisa incluso cuando sabe que el catolicismo cada vez pierde más relevancia en los pueblerinos.

El film abre directamente con Lavelle recibiendo el ultimátum por una figura que nosotros no vemos, pero que éste sí y reconoce vagamente.

De allí viene el misterio, ¿quién querría asesinar a Lavelle? El razonamiento del asesino, que fue abusado por un sacerdote (ya fallecido) de pequeño, es que nuestro protagonista es tan bueno, que su muerte resonará más allá de la comunidad.

Sí, la culpa no es de Lavelle, pero éste a lo largo de una semana intentará seguir con su vida, para dejar esa huella humilde entre los pueblerinos hasta el momento de enfrentarse con el asesino. ¿Es suicidio el sacrificarse por su religión?

Ver también: 12 películas protagonizadas por actores de Game of Thrones

Introspectiva pacífica

Lo más interesante en la construcción de esta comedia (que es más un drama), es que cualquiera puede verse reflejado en los pueblerinos y conocidos de Lavelle: su hija Fiona (Kelly Reilly), que llega tras un intento de suicidio, el doctor ateo y sarcástico protagonozado por Aidan Gillen ( Lord Bealish de Game of Thrones), el carnicero (Chris O’Dowd) cuya esposa lo engaña con el mecánico (Isaach de Bankolé), el millonario pedante (Dylan Moran), o el grosero dueño del bar (Pat Shortt), quien odia a la Iglesia más que a nada en el mundo. Y uno de todos estos es quien planea matar a Lavelle.

PUBLICIDAD

La trama de Calvary se dispara con el misterio, pero no es sobre esto que trata el film, sino sobre el impacto que otras personas tienen en uno y, también, que a veces tener fe en las personas no sirve, porque poner a alguien en un primer lugar le enseña a éste a dejarnos en un segundo plano.

Este film no está hecho para todo público, pero si buscan cuestionarse el mundo que los rodea, no duden en darle un vistazo.

¿Vieron Calvary? ¿Qué opinan del tema?