La película favorita para los Oscar 2015 junto a El Gran Hotel Budapest ostenta 9 nominaciones. Una (semi) victoria cuyos motivos no son otros que las muchas cualidades de una de las sorpresas de la temporada, estrenada recientemente en España y Latinoamérica.
Birdman: La inesperada virtud de la ignorancia [Crítica]

Ver también: Nominados y ausentes de los Premios Oscar 2015
La cinta, protagonizada por Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone, Naomi Watts y Zack Galifianakis cuenta con 9 nominaciones a los Oscar entre las que se incluyen la de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor (Keaton), Mejor Actor Secundario (Norton) o Mejor Actriz Secundaria (Stone). Además, la película ha recibido un total de 113 premios hasta el momento.
Ahí vamos con nuestra crítica de Birdman:
Segundas oportunidades
Las primeras críticas de Birdman llegaron durante la 71 Edición del Festival de Venecia, donde fue la película inaugural el pasado 2014, amasando un sinfín de opiniones entusiastas. La nueva cinta del mexicano Alejandro González Iñárritu, realizador de la conocida como Trilogía de la Muerte compuesta por Amores perros, 21 gramos y Babel, presentaba una comedia negra cuyos principales atractivos eran una filmación en secuencia continua y la interpretación del olvidado Michael Keaton, actor que interpretó a Batman en las dos películas filmadas por Tim Burton.

Birdman narra la existencia de una antigua gloria de Hollywood, Riggan Thomson, famoso por interpretar a un superhéroe llamado Birdman (¿les suena la historia?), que decide impulsar una obra de teatro en Broadway basada en una pieza del poeta y escritor Raymond Carver.
A medida que se acerca el día de la obra Thomson intentará solucionar los diversos problemas que arrastra con su entorno, compuesto por su agente, los actores contratados para la obra, su ex mujer, su novia y una hija ex drogadicta que ejerce de asistenta. Como antagonista, el propio Thomson vive atormentado por un segundo yo, la voz de aquel superhéroe que contradice sus impulsos e intentos por enmendar su desastrosa vida.
Cine de alto vuelo
Atención spoilers
Birdman es, ante todo, una película que amas u odias. En el caso de este autor, amarla no sería la palabra, pero sí podríamos regalarle adjetivos como valiente, diferente y orgánica, pues la cinta está llena de vida, una vida grisácea, que nos conduce a buscar, al igual que el personaje, algo de luz entre los pasillos del teatro St. James, a través de esa secuencia continua que no nos despega ni un minuto de la existencia de un personaje principal que, para colmo, escucha voces.
La cinta es una comedia negra en la que, como tal, las situaciones cómicas se dan la mano con un dramatismo que engloba numerosas críticas, desde la búsqueda del éxito hasta los caprichos del star system, el mundo del espectáculo como una fábrica de desilusiones, desesperanza y, ante todo, una búsqueda del reconocimiento (el miedo de Thomson a fracasar con la obra). Es ese mundo el que enloquece a los personajes, de forma directa (los propios actores) e indirecta (el personaje de Stone) empujándolos a la reflexión (el momento en el que la hija de Thomson le enseña ese trozo de papel higiénico) y la búsqueda de la felicidad.
Todos estos aspectos pululan por una cinta cuya novedosa filmación es uno de los principales atrayentes, por no hablar de las interpretaciones de un reparto en el que, especialmente, destacan las interpretaciones de un enorme Keaton y un Norton en el papel del excéntrico actor Mike Shiner.
Personajes que destilan una desesperación que abruma y crea simpatía a partes iguales, guiados por una trama conseguida, llena de pequeños grandes momentos pero que, a diferencia de otras películas de similar temática como Cisne Negro, no consigue sorprender con ese final a camino entre lo esperable y lo reflexivo. Eficaz, pero no memorable.

Birdman: La inesperada virtud de la ignorancia es una película que gustará a quienes busquen un cine osado, que aporte algo diferente al resto de una cartelera cada vez más vacía de contenidos originales, y decepcionará a esos otros espectadores que esperan una cinta más salvaje e instantánea. Sin embargo, posiblemente sea en ese último aspecto donde resida tan inesperada virtud, la de una película que, ante todo, nos hace reflexionar durante un largo tiempo.
Esperemos que los Oscar sepan recompensarla el próximo 22 de febrero.
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