American Horror Story: Y todos vivieron felices por siempre [Crítica 3x08]

Después de un capítulo frenético, Coven regresa con una ronda de idas y vueltas que solo prolongan el esperado enfrentamiento entre dos clanes de brujas que se odian a muerte. Tras hacer algunos cambios de bandos, y revivir a los muertos de la eterna oscuridad, el aquelarre se prepara para responder a la amenaza oscura.

The Sacred Taking no es precisamente un capítulo donde ocurren cambios drásticos, es más bien una maniobra burda para mantener las cosas como quedaron hace dos semanas. Todo sigue igual: Marie Laveau ( Angela Bassett) está maquinando su próximo movimiento para atacar a las brujas de la mansión, al mismo tiempo que Fiona ( Jessica Lange) sufre los males de un cáncer que se debilita con el engrandecimiento de la próxima Suprema, que podría ser la joven Zoe ( Taissa Farmiga).

¿Quién demonios es la nueva Suprema?

Y aunque Myrtle ( Frances Conroy) ha vuelto de la muerte para proclamar a la nueva Suprema, yo no estaría tan segura que Zoe sea la real heredera al trono. De hecho, me da cierta impresión que Nan ( Jamie Brewer) ha mostrado pequeños chispazos de poder al sentirse discriminada por sus demás compañeras. Recordemos las palabras que Nan le dijo a Luke ( Alexander Dreymon) cuando estaba herido: “ Yo soy tu Suprema”.

Por otro lado, esta vez no vimos mucho de The Axeman o el Hombre del hacha ( Danny Huston), que fuera de su rol como protector de Fiona, no tiene nada más que hacer en la historia principal. Ni qué decir de Kyle ( Evan Peters), un personaje de relleno que aporta poco a la serie con escenas de sexo y desnudez. Algo más pudieron hacer con Kyle, lo vengo diciendo desde semanas pasadas, pero bueno, el daño ya está hecho.

Dedicaré un párrafo para explicar mi desazón con las imprecisiones de Coven, que vuelve a ese punto pecaminoso de la irregularidad, sin atar cabos sueltos y prolongar sus historias más de la cuenta. De lo contrario, nadie podría explicarse por qué matar a tantos personajes que reaparecerán como si nada hubiese pasado. Cuando un personaje muere, hay ciertas expectativas en torno a lo que sucederá después, pero nada de eso ocurre, todo se vuelve reversible, redundante, absurdo.

Cada bruja marca su territorio

Lo que sí vimos, y probablemente es lo más importante de este episodio, es la conversión de Queenie ( Gabourey Sidibe), que ha decidido aliarse al clan negro que encabeza la malvada Laveau. Queenie es un personaje manipulable, un peón torpe con una fuerte necesidad de reconocimiento, un problema que no le permite medir las consecuencias de sus actos.

Y finalmente tenemos a Cordelia ( Sarah Paulson), que en los últimos episodios había asumido la batuta de la mansión de brujas con el intento fallido de matar a su madre. Sin embargo, ambas se verán obligadas a trabajar en equipo para cumplir el mismo objetivo: terminar con el poderío de Laveau, una piedra en el zapato desde los tiempos más remotos.

El cierre de The Sacred Taking nos muestra una caja con la cabeza de Madame Delphine LaLaurie ( Kathy Bates), nada que a estas alturas cause sorpresa. Lo más seguro, y apuesto mi colección de videojuegos en Steam, es que algo harán con LaLaurie para reincorporar las partes de su cuerpo.

Puntaje 7/10 Es difícil resumir un capítulo que no trascendió de la manera que esperábamos. No todos tienen que ser buenos capítulos ¿verdad?