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Estos gráficos confirman que los inmigrantes cometen menos crímenes que la población nativa de EEUU

Un reporte del Sentencing Project compila décadas de investigaciones que comprueban una y otra vez lo mismo: los inmigrantes no generan delincuencia.
16 Mar 2017 – 02:35 PM EDT
Inmigrantes mexicanos en una vigilia en Homestead, Florida, en enero de 2016.
Crédito: Joe Raedle/Getty Images

Donald Trump piensa que los inmigrantes son una amenaza a la seguridad de Estados Unidos y eso lo ha dicho desde el principio: con su infame discurso sobre los mexicanos "criminales” y “violadores”; con sus órdenes ejecutivas que obligó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) a “publicar una lista completa de acciones criminales cometidas por inmigrantes”; y con su primer discurso al Congreso a finales de febrero, donde llevó a varios parientes de personas supuestamente asesinadas por indocumentados.

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Al escucharlo solo a él, uno pensaría que los inmigrantes son la población más predispuesta a cometer crímenes en todo el país. Pero, en realidad, resulta ser exactamente lo opuesto: décadas de investigaciones por académicos y científicos han apoyado la conclusión que los inmigrantes cometen menos crímenes que la gente nacida en EEUU. Un nuevo reporte de The Sentencing Project, una organización que aboga por cambios en el sistema de justicia criminal, recopila los varios estudios que nos han demostrado las siguiente cuatro conclusiones.

1. Los inmigrantes cometen crímenes a tasas menores que la gente nacida en EEUU


De acuerdo a dos estudios nacionales que cita el reporte de The Sentencing Project, los individuos que nacieron en otros países tienen menos probabilidad de haber cometido actos violentos o antisociales en sus vidas. Esto es cierto entre inmigrantes de todo el mundo, incluyendo África, Asia, Europa y Latinoamérica. La encuesta examinó datos de más de 40,000 inmigrantes mayores de edad que viven por todo el país. Otro estudio incluso halló que las personas nacidas en otro país y registradas en la escuela secundaria en los 1990 tenían menores tasas de delincuencia que todos sus pares nacidos en EEUU.

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Estas realidades, dice el sociológico de Harvard Robert Sampson, ayudan explicar por qué las tasas de crimen violento son más bajas entre la comunidad mexicana-estadounidense que en la comunidad blanca: las comunidades con mayores números de inmigrantes experimentan menores tasas de crímenes violentos.

Las investigaciones también muestran que la asimilación a la sociedad estadounidense aumenta estas tasas de crimen: los hijos de inmigrantes nacidos en EEUU tienen tasas de crimen casi iguales a los del resto de la población. El reporte explica que estas tasas se mantienen iguales sin importar si hablamos de inmigrantes legales o indocumentados.

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2. Los niveles altos de inmigrantes han coincidido con un dramático descenso en los índices de criminalidad en las últimas décadas.

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Como nos muestra el gráfico arriba, las tasas del crimen violento cayeron drásticamente entre 1990 y 2014. De hecho, se redujeron a la mitad. Al mismo tiempo, el número de inmigrantes viviendo en EEUU aumentó de 19.8 millones a 42.2 millones de personas. Esto quiere decir que la población inmigrante se duplicó en 24 años.

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Como dice el reporte, la correlación entre las dos cosas no necesariamente quiere decir que tienen una relación causante. O sea, no sabemos con precisión que la llegada de inmigrantes ha causado o contribuido a la disminución en las índices de crimen violento. Pero sabemos que los inmigrantes y las tasas reducidas de crimen pueden coexistir. Es decir, claramente no están llegando al país a cometer crímenes si, aun a pesar de sus cifras, hemos experimentado este fenómeno de reducción del crimen.

Es más, algunos estudios citados en el reporte, como el de Robert Adelman de la Universidad de Buffalo, mostraron que ciudades con grandes poblaciones de inmigrantes experimentaron un descenso mucho más fuerte de homicidios que ciudades con poblaciones pequeñas de inmigrantes. Esto fue cierto incluso a nivel de vecindarios: otro estudio fuera de Chicago mostró que vivir en un vecindario con 40% o más de inmigrantes reduce tu probabilidad de experimentar crimen violento en un 80%.

3. Los jefes policiales creen que intensificar la aplicación de leyes de inmigración socava la seguridad pública

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Este punto clave tiene que ver con las llamadas ciudades santuario y aquellas que limitan su cooperación con agentes federales de inmigración. Muchas veces, estas localidades aplican estas políticas por la simple razón de que los latinos y otros inmigrantes en la comunidad pueden tenerles miedo y no querer cooperar con ellos si sienten que pueden terminar detenidos por su estatus migratorio. Una encuesta de Lake Research Partners en el sur de California parece apoyar esta hipótesis: un 44% de los latinos dijieron que es menos probable que reporten crímenes a la policía por si tienen miedo a que les pregunten su estatus migratorio.

Trump, y otros Republicanos en el congreso, han atacado las ciudades santuario como refugios para criminales. En su orden ejecutiva sobre inmigración, a finales de enero, Trump ordenó que estas ciudades perdieran sus fondos federales si no detienen estas prácticas.

Pero la realidad no apoya su punto de vista, de acuerdo a los estudios. En una investigación publicada a mediados de febrero, el Centro para Progreso Americano y el Centro de Inmigración Nacional encontraron que las ciudades santuario son, de hecho, más seguras y más productivas.

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4. Los inmigrantes están subrepresentados en las prisiones

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De acuerdo al reportaje, los inmigrantes constituyen un 6% de la población carcelaria en EEUU, a pesar de que son un 7% de la población total. Esto quiere decir que están levemente subrepresentados en las prisiones.

Como dice el reportaje, algunos reportes presentan datos sobre la población de prisiones federales para tergiversar la situación, ya que un 22% de la población de esas prisiones se compone de inmigrantes. Pero esto omite dos hechos importantes: un 87% de la población encarcelada está sirviendo su sentencia en prisiones estatales, así que la población en cárceles federales es pequeña en comparación. Y, más importante, muchos inmigrantes encarcelados en prisiones federales están ahí por infracciones relacionadas con su estatus migratorio.

Como lo muestra el gráfico abajo, en 2015 un 66% de las sentencias federales para inmigrantes estuvieron relacionadas con inmigración; un 24% con drogas; un 8% con otras delitos no violentos; y un 2% con delitos violentos.

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La alcaldesa de Washington DC, Muriel Browser.
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El alcalde de San Francisco, Ed Lee.
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Rahm Emanuel, alcalde de Chicago.
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El alcalde Jorge Elorza de Providence, Rhode Island, durante la conferencia City Lab 2016 en Miami, Florida.
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Michael Hancock, alcalde de Denver, Colorado.
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Bill de Blasio, el alcalde de Nueva York.
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El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti.
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La alcaldesa de Oakland, Libby Schaaf.
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Ed Murray, alcalde de Seattle.
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El alcalde de Santa Fe, Nuevo México, Javier Gonzales.
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El alcade de Portland, Ted Wheeler.
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Betsy Hodges, alcaldesa de Minneapolis.
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