El corset que supieron usar las mujeres a lo largo de la historia se ha convertido en una prenda controversial y muy rechazada.
Su rígida estructura e incómodo armazón ha sido comparado con métodos de tortura, asegurando que limitaban a la mujer al tiempo que generaban daños a su salud. Muchas mujeres a favor de la igualdad de género, sostienen que el corset actuaba como una especie de jaula para la mujer.
Más allá de estar ajustado o ser apretado, el corset tiene que ver con la historia de la sociedad y la manipulación del cuerpo mediante el uso de prendas interiores, y se remonta a la antigüedad. Mientras que en la época medieval se tenía la noción de que el cuerpo era un objeto que necesitaba ser oscurecido o cambiado. Durante la Era de la Ilustración, los intelectuales comenzaron a cuestionar el corset y a verlo como una forma de deformar y destruir el cuerpo natural.
¿Una prenda que reprimía o aliviaba?

Sin embargo, esta prenda es considerada por muchos como una pieza incomprendida de la moda. Algunas mujeres que utilizan corset, aseguran que puede ser de gran ayuda, dándole soporte a la espalda para no sufrir las consecuencias de estar en movimiento cuando llega el final del día.
En el siglo XVIII, la lavandería, la cocina y levantar grandes cubos de agua o manipular objetos pesados eran tareas cotidianas de las mujeres, y en ese sentido, el corset podía ser realmente útil.
Si bien el llamado « cordón apretado» fue popular al final de 1800, las mujeres no acostumbraban a reducir sus cinturas más de 2 y 5 cm. Se cree que las historias de las damas de la corte y sus cinturas pequeñas relacionadas a la prenda correspondían a la literatura de fantasía de la época. Incluso hubo fabricantes que adaptaron los corsets a las clientas usando varillas que permitían que la prenda fuera ajustada, pero no demasiado apretada, para que pueda ser usada durante el día.
A pesar de la pública oposición a la prenda, las mujeres continuaron creyendo que era necesaria. Se dice que esto podría haber sido originado por la presión social tanto de la mirada masculina sobre la vestimenta como la mirada de otras mujeres del entorno.
¿Todo un rumor?
Sin duda había rumores de mujeres que se enfermaban, morían o desmayaban debido a los efectos de atar demasiado los corsets, incluso hoy en día los asociamos con la incomodidad y la rigidez. Pero lo cierto es que esos rumores eran falsos. Y la moda de apretar el cordón para tener una cintura más pequeña fue solo practicado por algunas mujeres de la época victoriana.
A finales del siglo 20, el odio por el corset y su simbolización generó que diseñadores como Paul Poiret y Coco Chanel apelaran a un adiós definitivo a la prenda.
La realidad es que hasta hoy en día utilizamos la faja en muchas ocasiones (incluso para mejorar la salud) y la faja podría considerarse una versión moderna del corset.
Sin duda, el simbolismo del corset y la represión a la mujer parecen encajar perfectamente, pero al repasar su historia, podemos ver que su intención era ser una prenda que se ajustara a la persona que la llevaba. Eran las propias mujeres quienes tomaban la decisión de utilizarla (los hombres no las forzaban y hasta se manifestaron en contra de la prenda por rumores de que causaba histeria).
Podría ser que durante todo este tiempo el corset haya sido injustamente reprobado. ¿Tú qué opinas?
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