Pensar tatuajes muchas veces resulta arduo porque para algunas personas el hecho de que sea permanente significa necesariamente una certeza del 100% para tomar la decisión de hacerlo.

Hay pocos dolores comparables con el de perder a un amigo del reino animal. Aunque sabemos que inevitablemente van a vivir menos que nosotros, nunca queremos que llegue su día. Especialmente si fue el perro o el gato que te acompañó durante toda tu infancia o los años de la adolescencia, siempre hay una mascota que llevas en tu corazón para toda la vida.

Esta es la historia de Koma, un pequeño minino tabby que fue recogido por una familia japonesa luego de ser abandonado a su suerte. Con apenas tres días de vida, aún sin haber abierto sus ojos, y totalmente asustado, precisaba de un protector, un compañero de viaje, de habitación... de vida. Y es en estos momentos cuando un héroe es realmente necesario.

(¿Dónde está tu dios ahora?)

La calavera sin lugar a dudas es uno de los motivos preferidos por los hombres a la hora de decidir con qué dibujo tatuar su piel. Este símbolo de peligro y muerte, resulta sumamente oscuro y atractivo, razón por la cual muchos expresan por medio de ella toda la oscuridad que llevan dentro. De todas formas y a mi modo de ver, es un elemento algo recurrente y ya muy banalizado. Desde los piratas con su bandera negra con la calavera con dos tibias cruzadas, hasta la etiqueta de los frascos de veneno de las peliculas de terror de clase B, la calavera es un símbolo demasiado explotado.

De los tatuajes de dulces y golosinas, los pastelitos son un género aparte, realmente. Por eso es que en CuerpoyArte necesariamente nos vimos obligados a hacer un post dedicado exclusivamente a este tipo de postres, esas pequeñas delicias de bizcochuelo y azúcar, rellenas de lo que se le ocurra al chef.