Los hípsters son los miembros de una subcultura contemporánea en la que cada individuo busca representar su propia mentalidad manteniéndose fuera del comportamiento mundano y socialmente asimilado ligado a la moda, la música y al uso de tecnología (el llamado “mainstream”).

Hay veces que los ánimos no están para ver Citizen Kane (1941) o Casablanca (1942); aunque seamos personas que reconocemos la grandeza de obras como Bronenosets Potemkin (1925) o Det sjunde inseglet (1957), de vez en cuando preferimos ver una película por el simple hecho de disfrutarla, no para analizarla.

A veces no es necesario construir todo un personaje con su biografía y características para una película, es sólo cuestión de integrar directamente al actor en la trama y dejar que lidere la carga con su propio carisma o, en otros casos, una versión exagerada de sí mismo.

Uno siempre tiene la idea de que, llegando a viejo, tiene muy pocas chances de vivir aventuras como las de Indiana Jones. Sin embargo, el cine nos quiere mostrar cómo todo es posible a toda edad, ya sea andar disparando por allí, sabotear desfiles juveniles, o tratar pésimamente a los choferes. Sí, estos son 8 ancianos del cine que prueban que no hay límite de edad para causar problemas:

Cuanto peor les va a los personajes de George Clooney, mejor actor, y cuando consigue darles la vuelta a las dificultades, también brilla con luz propia, con un espíritu de pícaro que nunca cede ante los vientos más fuertes del destino.

El teléfono empezó como un medio de comunicación mágico en el que, de pronto, empezamos a comunicarnos donde sólo había lenta correspondencia o fulminantes telegramas. Hoy, el mundo se ve transfigurado generando un enfermizo entusiasmo por los móviles o celulares, a tal punto que se ha convertido en una fiebre imparable de perfeccionamiento: se habla, se responde, se juega, se ven películas, series de televisión y se cometen crímenes antes impensables sin el moderno artefacto, tanto como medio implacable de advertencia, o arma de poderoso alcance.