Ian Haydon tomó la decisión de arriesgar su salud con el objetivo de que las farmacéuticas utilizaran su organismo para probar los resultados de los ensayos clínicos que se están adelantando para contrarrestar el covid-19. De acuerdo con el testimonio de este joven, que reside en Seattle, una vez le aplicaron una segunda dosis del medicamento sintió náuseas, mareos y tuvo fiebre, pero nunca estuvo en riesgo de morir, según expertos médicos.
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