Algunos son víctimas de la violencia y otros migrantes, que por estar lejos de casa nadie los identifica o, incluso, sus familias no saben que murieron. Activistas aseguran que este tipo de casos se repiten constantemente, por lo cual las autoridades tienen poco tiempo para identificar los cuerpos y en ocasiones ni siquiera se sabe de quién se trata. La ola de violencia en Tijuana ha cobrado la vida de más de 1,500 personas en lo corrido de 2018.