El tiroteo se registró dentro de un centro de oficinas comerciales en Orange, California, y dejó un saldo de cuatro personas muertas, incluido un niño de 9 años, así como una mujer herida. Según información de las autoridades, el sospechoso de la masacre aparentemente cerró las puertas del edificio con candado para evitar que la policía ingresara. El sujeto, de origen hispano, también resultó lesionado y fue trasladado a un hospital donde es atendido.
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