Más de 110 millones de personas viven en el trayecto de la tormenta. Las clases se realizaron de manera remota y las carreteras de suburbios en estados desde Pennsylvania hasta Nueva Inglaterra requirieron una limpieza permanente. La mayoría de los aeropuertos tuvieron que cerrar y se cancelaron cientos de vuelos. Nueva York y Nueva Jersey fueron declarados en estado de emergencia.
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