Esta iniciativa es liderada por el estado y el condado de Riverside para mantener aislados a estos trabajadores y evitar que contagien a sus compañeros. En California hay unos 800,000 campesinos trabajando y se estima que el 60% de ellos son indocumentados que no tienen un empleo de jornadas estables, por lo que no pueden parar de laborar porque se quedan sin ingresos.
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