Tatiana Espinoza, de 32 años, vendió una propiedad familiar para pagarle al coyote que la ayudaría a llegar a Estados Unidos, pero murió en el intento y su cuerpo fue repatriado para que la familia le diera el último adiós en su natal Nicaragua. Miles de centroamericanos se exponen diariamente a los peligros de la migración clandestina con la idea de encontrar mejores oportunidades de vida.
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