Desde el inicio de la administración Trump, Melania intentó mostrarse como una primera dama distinta, a tal punto que consideró no vivir en la Casa Blanca, lo cual le generó una lluvia de críticas. Tiempo después decidió tomar las riendas de la lucha contra el acoso cibernético y hasta se alejó de ciertas posturas de su esposo, pero sus acciones no fueron relevantes, según analistas políticos. Una encuesta de CNN señala que la pareja del presidente saliente se despide con una calificación desfavorable del 47%.
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