Ashley González, guardia de seguridad de la iglesia Saint Michael, denuncia que estando en una oficina del lugar el hombre metió la mano en su pantalón y comenzó a tocarse las partes privadas mientras veía pornografía entre dos hombres. Asegura que ella lo grabó, pero cuando trató de huir el exsacerdote la atacó y la tocó inapropiadamente. Rutler abandonó voluntariamente sus labores como sacerdote.
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