En el campo de Pennsylvania, donde cayó el último vuelo secuestrado ese fatídico 11 de septiembre de 2001, el expresidente George W. Bush ofreció un discurso en el que resaltó la compasión que predominó tras los ataques en los que murieron casi 3,000 personas. "En los momentos cuando pudimos haber tenido odio contra las personas que podríamos haber considerado forasteros, yo vi a la gente abrazándose", recordó el exmandatario.
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