Debido a que la pandemia ha obligado al cierre de las escuelas, miles de niños venezolanos ahora viven otra realidad: la necesidad de trabajar para ayudar a subsistir a sus familias en medio la crisis social y sanitaria en la que está inmerso el país. Tal es el caso de Yeiderson Figueroa, quien todos los días recorre las calles de su vecindario para vender almuerzos con el fin de cubrir algo de sus gastos y darles opciones a sus seres queridos.
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