Francisco Puebla, un inmigrante mexicano, contó que estaba trabajando en una floristería cuando vio al sospechoso que buscaban decenas de detectives por el tiroteo ocurrido en una estación del metro en Brooklyn. Sin pensarlo dos veces, este padre hispano que cruzó la frontera cuando era un adolescente supo que tenía que ayudar a las autoridades.
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