Amigos del uniformado fallecido, quien había desaparecido desde agosto de 2019, querían instalar una cruz en el campo aledaño a la base militar Fort Hood donde encontraron sus restos y acabaron tropezándose con varios huesos que, para ellos, son de un humano. El descubrimiento se da en medio de la incertidumbre por el paradero de Vanessa Guillén, de quien no sabe nada desde el pasado 22 de abril y cuya búsqueda sigue activa.
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