Michael Arad, el arquitecto que diseñó el monumento en homenaje a las víctimas del 11 de septiembre, aseguró que su propósito siempre fue crear algo que las personas pudieran tocar para suplir la ausencia de todos los que ya no están por culpa de los atentados. Además, aclaró que durante los 8 años que estuvo dirigiendo la construcción sus emociones fueron cambiando y eso quedó plasmado en el resultado final. "Da angustia verlo, pero a la vez esperanza", concluyó.
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