Gracias a horas de grabación en 26 playas, investigadores de la Universidad Estatal de California concluyeron que los tiburones blancos no atacan ni muerden a los bañistas y que incluso nadan cerca de ellos sin ser detectados. “Es el tamaño lo que hace que a la gente le dé miedo”, dice Yamilla Chacón, una de las participantes de este estudio en el que se aclara que los resultados son válidos solo para el estado dorado, ya que en otras costas el comportamiento de dichos animales puede variar.
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