Alex Bollewin emprendió su viaje desde Múnich hasta un punto fronterizo entre Ucrania y Polonia con la única intención de ayudar a aquellos que, por culpa de la guerra, deben huir de su país en busca de sobrevivir. “Ver esos niños en la tele me rompió el corazón y por eso acepté venir”, dijo este padre, de ascendencia hispana, que ofreció su casa para que al menos seis personas puedan resguardarse mientras acaba este conflicto.
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