Huyendo del hambre, la miseria y la persecución política en su país, cientos de venezolanos llegan a la frontera entre Eagle Pass y Piedras Negras dejando atrás sus propiedades, familiares y, luego de atravesar el Río Bravo, varias pertenencias para aliviar su carga. Ropa, zapatos, maletas y otros accesorios quedan tirados a lo largo de la rivera del río, donde son recogidos por algunos mexicanos para luego venderlos.
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