Los devotos de José Gregorio Hernández se reunieron a las afueras de la iglesia donde están sus restos en Caracas. Las autoridades católicas lo declararon beato y develaron su imagen con una aureola. Yaxury Solórzano, la niña a la que Hernández hizo el milagro que lo llevó a la beatificación, fue la encargada de llevar sus reliquias al altar.
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