Por segundo año consecutivo se vivió un atípico Domingo de Resurrección en el que El Vaticano lució con pocos asistentes que debieron cumplir rigurosos protocolos sanitarios. En su tradicional mensaje, el máximo pontífice dirigió sus bendiciones a todo el mundo y pidió que todos, sin importar la condiciones, puedan acceder a la vacuna contra el coronavirus.
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